Durante su crecimiento, muchos niños tienen un compañero especial que no necesariamente es de carne y hueso, al que llevan a todos lados y aman por sobre todas las cosas; no importa si está un poco sucio o si ha envejecido hasta perder alguna parte de su estructura, para ellos siempre será el mejor.
Según los psicólogos, este inseparable amigo (que suele ser un osito de peluche, una muñeca, un juguete de acción o una mantita) es un objeto transicional que utilizan los niños para sentir compañía, consuelo y mayor seguridad cuando van a dormir, jugar, mirar tv o incluso atravesar momentos emocionalmente difíciles.
La mayoría de especialistas coincide en que alrededor de los 3 o 4 años, los niños deciden por si solos dejar a su fiel compañero; pero, ¿qué sucede cuando el niño ya cumplió 5, 6 o hasta 7 años y aún sigue aferrado a su amiguito? En esos casos es necesario que le des ese empujoncito que le hace falta para dejarlo de una vez por todas. No entres en pánico, aquí te decimos como hacerlo.
Siguiendo estos consejos, lo más seguro es que, cuando menos te lo esperes, tu hijo esté listo para dejar a su fiel compañero. No te desesperes más de la cuenta, recuerda que con los niños la paciencia siempre será la clave.