Hallazgos en el campo de las neurociencias y la psicología en las últimas décadas suman cada vez más evidencia de los enormes beneficios de educar musicalmente a un niño. Por ejemplo, un estudio conducido en el Instituto Alemán para la Investigación Económica en el año 2013 afirma de manera contundente que la enseñanza musical mejora habilidades cognitivas y no cognitivas tanto o más que el deporte, la danza o el teatro.
Asimismo, se afirma que aprender música desde una temprana edad favorece el aprendizaje matemático y desarrolla habilidades para el lenguaje. Nos obliga a trabajar la memoria y a tener un pensamiento asociativo más afinado. Y es que la música, como la matemática, es un lenguaje y tal como ocurre con estos, mientras más temprano sea el contacto del niño con este, más fácil será aprenderlo y aprovecharlo.
La música ejercita a nuestro cerebro, lo pone más alerta y lo obliga a trabajar distintos procesos en simultáneo de manera habitual. Conversamos con Gabriel Bustamante, músico y profesor con amplia experiencia de trabajo enseñando música a escolares y universitarios, quien nos explica algunos de los beneficios del aprendizaje musical.
¿Por qué un niño debe aprender a tocar un instrumento?
La música es un regulador del movimiento, su incidencia está en las emociones, es decir, el que se expresa musicalmente, expresa emociones. Por eso es un arte, pero solo se expresa aquel que se conecta, y solo se conecta aquel que puede dejar fluir el ahora sonoro, mientras responde desde la intuicion, la interacción de algunas reglas matemáticas, físicas, códigos e intenciones del lenguaje.
Bustamante enfatiza, además, el componente emocional que tiene la formación musical.
"Es un regulador emocional y del cuerpo. Permite al niño entender que su medio de expresión sea un artefacto al que tiene que conocer, como parte de su propia piel. La música desarrolla la inteligencia, la concentración, la autodeterminación, la constancia, la conciencia del otro, etc."
¿Aprender música es como aprender un idioma?
Es el idioma de las emociones, desde esa perpectiva nos vincula con el otro, generalmente con comunidades enteras, según el género musical y el país en el cual se desarrolla, usa los mismos símbolos en todo el globo y nos vincula en el afecto, nos acerca y destruye distancias raciales y socioculturales.
Con respecto a la mejor edad para aprender a tocar un instrumento, lo más importante es siempre tener en cuenta que es fundamental cultivar el interés en el niño o adolescente. Si este no se acerca de manera voluntaria o con un poco de curiosidad a un instrumento o a las clases que reciba, realmente no estará aprovechándolo al máximo. Especialistas en educación sugieren por ello promover el interés por la música desde otros flancos.
Bustamante coincide en este punto y apunta:
"Ir a ver conciertos o escuchar música en casa, son alimentos para motivar este acercamiento. Ir a las jaranas o fiestas familiares y tradicionales sirven de mucho para un traslado transgeneracional de la cultura que es su entorno".
Indudablemente, los beneficios de aprender música no solamente son para quienes deciden dedicarse a esta profesión. Educadores y músicos dedicados a la enseñanza coinciden en que los beneficios de una formación musical permanecen incluso si no se continúa cultivando esa habilidad.
Finalmente, el profesor Bustamante nos recuerda que si es que el niño o adolescente muestra interés, se debe fomentar y estimular ese mismo interés. Si expresa entusiasmo por algún género o artista en particular, se le debe dejar explorar, pues establece también una conexión emocional con la música mientras la descubre y la aprende. Clases adicionales a las que puede recibir en el colegio serán provechosas únicamente si es que el interesado está realmente comprometido y entusiasmado con el asunto.
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