Hace algunos años, al sur del Perú en Pisco, se produjo un terremoto de 7.9 grados en la escala de Richter. Este sucedió el 15 de Agosto del 2007, dejando un total de 513 muertos y más de 2200 heridos.
Más de 75 mil viviendas fueron completamente destruidas, quedando inhabitables para más de 400mil pobladores que sufrieron las repercusiones de este siniestro, considerado como uno de los más violentos de nuestra historia. Incluso monumentos históricos como la Reserva Nacional de Paracas y la Iglesia del Señor de Lúren quedaron afectadas. El gobierno declaró a la zona en estado de emergencia, solicitando a otros países y organismos internacionales acercarse con refuerzos y ayuda humanitaria.
El sismo se sintió incluso en nuestra capital Lima, donde no se había percibido un movimiento telúrico tan fuerte en mucho tiempo. A partir de ello, muchas fueron las réplicas que se registraron y diversos los accidentes que tomaron lugar no solo debido al sismo en sí, sino a la poca preparación de la población y nuestras instituciones públicas en acciones preventivas en gestión del riesgo.
Si bien este terremoto sucedió hace menos de 10 años, no significa que un fuerte sismo no pueda volver a ocurrir. Al contrario, todo ello dejó en evidencia que no es posible predecir sus impactos, y que es necesario implementar planes de gestión de riesgo en nuestra comunidad con urgencia.
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