Entre los meses de setiembre y mayo, se presenta cada año la llamada ‘temporada de lluvias’ en nuestro país. Esta se caracteriza por ser propia de las estaciones de primavera y verano, y por presentarse con mayor o menor intensidad según el departamento en el que nos ubicamos.
Por ejemplo en Lima, las precipitaciones suelen ser menos frecuentes e intensas; mientras que en la sierra y selva pueden presentarse de manera extrema. Es allí cuando las poblaciones se ven afectadas, mediante filtraciones o inundaciones que debilitan la infraestructura de hogares y edificaciones, así como el deterioro de carreteras y puentes que hace que muchas personas queden aisladas.
Las zonas rurales también se ven afectadas por las lluvias intensas en nuestro país, conllevando a la escasez de cultivos y alimento. Esto, sumado a la pobreza o la falta de información respecto al manejo de los recursos, puede propiciar el incremento de algunas enfermedades diarreicas o respiratorias. Así, a mayor intensidad y duración de la temporada de lluvias, más adverso será el escenario, pues el desenvolvimiento normal de las actividades económicas y sociales se verán afectadas.
Por ello, resulta necesario identificar las zonas más vulnerables ante este fenómeno natural, y con ello implementar medidas de prevención que puedan reducir el impacto de las lluvias.
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