NOTA: Cómo dejar de sobreproteger a tus hijos

  • hace 7 años

Es natural que, como padres, querramos que nuestros hijos se ahorren todos los problemas posibles. No obstante, a veces este ímpetu por mantenerlos a salvo pueden llevarnos a restringir su crecimiento con una actitud sobreprotectora.

 

Los especialistas definen la sobreprotección como “un exceso de celo en el cuidado de los hijos, tanto que, a veces, lleva a los padres a ofrecerles algo que los pequeños ni siquiera han solicitado”. Cuando sobreprotegemos a los niños terminamos por limitar su desarrollo personal y autonomía; por lo que reducimos su capacidad de enfrentar y tomar decisiones ante problemas cotidianos.

 

¿Cuándo estamos siendo sobreprotectores?

Proteger a nuestros hijos y mostrar preocupación está muy bien, pero cuando empezamos a cuidarlos tanto que parecen vivir en una burbuja, hay que evaluar lo que entendemos por "ser unos padres responsables". Algunas actitudes que pueden caer en la sobreprotección son las siguientes:

 

  • No dejar que coman solos para evitar que se ensucien.
  • Vestirlos todos los días, aun cuando podrían hacerlo por sí mismos.
  • Encargarnos de su aseo.
  • Interceder siempre que tenga un conflicto con otros niños.
  • No dejarlos ayudar con las tareas de la casa.
  • No dejarlos jugar con otros niños, etc.



¿Cómo revertir esta situación?

Durante su crecimiento, los niños deben ir ganando responsabilidades que sean apropiadas para su edad; de este modo, lograrán madurar progresivamente. Aquí te dejamos algunos consejos para evitar la sobreprotección.

 

 

  • No les des todo lo que piden:

Déjalos aprender el valor del esfuerzo y a tener paciencia para conseguir lo que quieren.

 

  • No resuelvas todos sus problemas:

Los niños deben responsabilizarse por sus actos y aprender a exponer su opinión cuando hay un malentendido, sólo así desarrollarán su juicio crítico.

 

  • Que asuman responsabilidades:

En lugar de quitarles toda carga, deja que ayuden activamente con pequeñas tareas como alistarse para salir o ayudar con el cuidado de las mascotas de la casa.

 

  • Que experimenten la frustración:

No los alientes a suprimir sus emociones cuando se equivocan. Tampoco intentes hacer todo por ellos para evitar que fallen. Mejor es dejarlos desfogarse y luego alentarlos a superar la pena; así desarrollarán perseverancia y resiliencia.

 

Los niños aprenden a ser adultos por imitación. Si no los dejamos participar del cuidado del hogar ni los dejamos imitar comportamientos cotidianos (cómo nos vestimos, cómo nos aseamos, cómo barremos, lavamos, etc.), cuando lleguen a cierta edad, lo más probable es que se muestren poco competentes o inseguros. No caigas en la sobreprotección y cría niños preparados para valerse por sí mismos; verás cómo te lo agradecerán cuando sean adultos.

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