Podría decirse que la enseñanza de la educación vial en secundaria representa un reto para el docente, no solo porque los adolescentes tienen necesidades, intereses y expectativas diferentes a los de la infancia; sino porque este grupo atraviesa cambios radicales e intensos que influyen en sus procesos cognitivos y comportamentales. Así, el deseo de impresionar o quedar bien con el grupo de pares, por ejemplo, puede hacer que más allá de tener los conocimientos de las normas viales, los adolescentes lleguen a colocarse en situaciones de riesgo.
Por ello, es importante adaptar las clases en este nivel, reconociendo las experiencias, conocimientos y situaciones de la vida cotidiana de los estudiantes. Ya que el pensamiento abstracto está mucho más desarrollado, es una buena oportunidad para plantear problemas interesantes a resolver, propiciando que cada estudiante exprese su opinión, fundamentándola sin temor y respetando la de los demás.
Es muy importante que los adolescentes terminen de comprender que deben asumir sus derechos y responsabilidades frente a las situaciones de riesgo, asumiendo sus propios juicios de valor sobre los temas de educación y accidentes viales. La reflexión crítica sobre las conductas que se manifiestan en el transporte público, la responsabilidad de ser conductor y peatón, debería llevarlos a adoptar actitudes positivas frente a la protección de la integridad física y de rechazo cuando no se respeta la vida.
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