Aunque nuestros huesos pueden llegar a ser muy fuertes, especialmente con una buena alimentación, también pueden romperse bajo mucha presión. Cuando un hueso se rompe, decimos que se ha fracturado, y esto puede suceder con una caída o golpe repentino. En la mayoría de casos, una fractura causa mucho dolor, e impide que sigamos moviendo la parte afectada. Además, puede que haya mareos, confusión o frío a causa de la conmoción.
Si sospechas que tú o alguien más ha sufrido de una fractura, lo primero que debes hacer es mantener la calma y no movilizar a la persona afectada, a menos que se encuentre en mayor peligro (p.e. en medio de la pista). Esto porque si no estamos seguros de dónde fue la fractura y cuán delicada es, podemos poner en mayor riesgo a la persona, especialmente si el cuello o la espalda se encuentran involucrados en la lesión. Llama a un adulto inmediatamente o comunícate con los números de emergencia.
Mientras esperas que llegue la ayuda profesional, quien examinará de manera correcta a la persona, acompaña al herido para ayudarlo a estar tranquilo. Por nada vayas a tratar de enderezar o tocar el hueso fracturado, esto puede causar más dolor e incluso empeorar el estado de la fractura.
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