Cuando un niño experimenta un accidente, puede enfrentarse a un desafío emocional significativo que va más allá de las lesiones físicas visibles. Algunos niños pueden desarrollar lo que se conoce como Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT), una reacción natural a un evento violento o atemorizante que puede afectar el bienestar emocional y mental de una persona y más aún, de un niño. El TEPT puede ocurrir después de experiencias aterradoras o peligrosas, y puede manifestarse de diversas maneras en los pequeños. Reconocer las señales de estrés postraumático en infantes, niños u jóvenes y tomar medidas para ayudarlos a superarlo, es fundamental para recuperar la salud integral. Vamos a compartir alguna información relevante con respecto a este tema, con el objetivo de ayudarte a reconocer si tu pequeño está atravesando por esta situación. Pero primero definamos de lo que se trata.
Qué es el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT)
El TEPT es una condición de salud mental que puede desarrollarse después de una experiencia traumática. Se caracteriza por la persistencia de síntomas como flashbacks, pesadillas, terror relacionado con situaciones cercanas al trauma, cambios en el estado de ánimo y la cognición, y respuesta exagerada al estrés. En los niños, el TEPT puede afectar su funcionamiento social, académico y emocional si no se trata adecuadamente.
Cómo reconocer las señales
Es importante estar atento a los posibles signos de TEPT en tu hijo después de un accidente. Estos pueden incluir:
- Pesadillas o dificultades para dormir: Los niños pueden experimentar dificultades para conciliar el sueño o despertarse con frecuencia durante la noche debido a pesadillas relacionadas con el evento traumático.
- Cambios en el comportamiento: Pueden volverse más retraídos, irritables e incluso agresivos. También pueden evitar situaciones o lugares que les recuerden el accidente.
- Flashbacks o recuerdos intrusivos: Pueden revivir el evento traumático a través de recuerdos repentinos o imágenes que parecen volver una y otra vez en cualquier momento y lugar.
- Hipersensibilidad: Pueden estar más nerviosos, asustarse fácilmente o tener reacciones exageradas a estímulos que no les afectaban antes del accidente.
- Problemas de concentración y memoria: Pueden tener dificultades para concentrarse en la escuela, lograr nuevos aprendizajes o recordar detalles del día a día o hasta del accidente.
Hablar siempre ayuda
Hablar con su hijo sobre lo que sucedió durante el accidente puede ayudarles a procesar sus emociones y entender sus reacciones, peor tal vez necesiten un acercamiento gradual a los recuerdos de ese día. Es importante que se sientan seguros al compartir sus sentimientos y preocupaciones, sin temor a ser juzgados. Fomentar un entorno de apoyo y comprensión puede marcar una gran diferencia en su proceso de recuperación. Deben poder nombrar lo que temen, llorar, gritar y patalear al respecto, si es necesario.
Un paso a la vez
Dependiendo del tipo de accidente o mala experiencia que tu pequeño haya sufrido, su relación con las situaicones, personas y objetos necesitará repararse. Una terapia de shock no siempre es lo más recomendable para un niño, por lo que el acercamiento al objeto del temor debe ser lento y delicado. Si tu pequeño estuvo en un accidente de auto, tal vez convenga buscar medios de transporte alternativos el primer tiempo o si tuvo una experiencia terrible en el agua, quizá convenga ir despacio con el mar y las piscinas por un rato, por dar algunos ejemplos. Sin embargo es importante guiarlos para que logren recuperar la confianza en sí msimos y en el mundo que los rodea.
Busca ayuda profesional
Si notas que tu hijo está luchando para superar el trauma por sí solo, es fundamental buscar la ayuda de un profesional de la salud mental. Un terapeuta especializado en el tratamiento de niños con TEPT puede proporcionar técnicas de manejo del estrés, terapia cognitivo-conductual y otras herramientas para ayudar a tu pequeño a superar los efectos de una experiencia traumática de manera saludable.
Fomenta actividades de autocuidado
Ayuda a tu hijo a desarrollar habilidades para afrontar de manera positiva los efectos adversos de un accidente o una situación altamente estresante, fomentando actividades que promuevan su bienestar emocional y físico. Esto puede incluir ejercicio regular, tiempo al aire libre, técnicas de relajación como la respiración profunda o la meditación, actividades artísticas y participación en situaciones creativas que les permitan expresar sus emociones de manera segura, mientras canalizan su energía y mantienen la mente ocupada lejos de los malos recuerdos.
Diseña rutinas para la seguridad
Establecer una rutina predecible y estructurada puede brindar seguridad y estabilidad a tu hijo después de un evento traumático. Esto puede incluir horarios regulares para comer, dormir y actividades recreativas. Saber lo que va a pasar cada día puede ser de gran ayuda durante los primeros meses posteriores al accidente o evento, permitiendo que fortalezcan su mente y corazón nuevamente. Asegúrate de que se sientan apoyados y acompañados en su proceso de recuperación.
Paciencia y amor
Una experiencia traumática puede dejar muchas cicatrices en el corazón, el cuerpo y la mente de un niño, por lo que además de la ayuda profesional, la paciencia y el amor de su familia, son la pieza clave para la recuperación de su pequeño ser. Habrá días buenos y otros no tan buenos y cada uno deberá ser tomado como un paso más hacia recuperar el bienestar. Respira profundo y celebra los logros de tu pequeño, aunque parezcan poco importantes, llénalo de amor, abrazos y palabras de aliento y verás como pronto vuelve a florecer.
Sanar toma tiempo, pero no es imposible si identificamos el problema y lo atendemos oportunamente. Con amor y dedicación, tu pequeño puede superar todo, incluso un trastorno de estrés post traumático. Si tu niño ha vivido una experiencia violenta, aterradora o muy dolorosa, busca ayuda hoy mismo y evita que sus temores se conviertan en parte de su vida futura.
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