"No le consultes tus síntomas a internet" es un consejo que con frecuencia escuchamos cada vez más de la gente que conocemos y hasta de los médicos que nos tratan. Hay quienes piensan que esta práctica de buscar en internet el 'significado' de dolencias o molestias específicas en el cuerpo puede ser un camino seguro a la ansiedad innecesaria.
La facilidad con la que internet puede ser espejo de nuestras fantasías hipocondríacas convierten a este recurso en arma de doble filo. Dentro de la propia comunidad médica existen algunas opiniones divergentes. Por un lado están los médicos que prohíben y desaconsejan a sus pacientes de buscar cualquier referencia en internet a la dolencia o mal que los aqueja sin antes haber consultado con un especialista. El riesgo, advierten, es que el paciente empiece a autodiagnosticarse y medicarse.
No obstante, existen médicos que comprenden que decirle a alguien que no busque sus síntomas en internet es un poco inútil, por lo que optan por un acercamiento un poco más didáctico y pedagógico del asunto: busca en internet y anota todas las dudas o ideas que te haya generado dicha búsqueda. Inmediatamente después de eso, antes de emitir un diagnóstico que no estás en condiciones de dar, busca a un médico y transmítele todas tus inquietudes.
Hay cierta arrogancia y autosuficiencia peligrosa en el discurso de quienes asumen que la mayor parte del tiempo no necesitan consultar con un médico si tienen internet. Esos mismos rasgos los encontramos también en algunos médicos que subestiman las dudas, miedos y observaciones de sus propios pacientes.
Cualquier información sobre nuestro cuerpo y nuestra salud debe provenir siempre de fuentes confiables, sea en internet o en persona. No te pongas por encima de la labor del médico y, mejor, búscate uno con el que te sientas lo suficientemente cómodo y en confianza como para que le puedas preguntar si eso que leíste en Google o que consultaste en las redes sociales tiene algún asidero científico y es beneficioso para tu salud.
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