Muchas veces creemos que solo los adultos se deprimen, pero los jóvenes (niños y adolescentes) también pueden sufrir de depresión como respuesta a situaciones difíciles en su entorno familiar, escolar o social. Afortunadamente, es una condición que se puede tratar, así que presta atención a los siguientes síntomas:
- Te sientes deprimido o triste la mayor parte del tiempo, a veces sin motivo alguno.
- No tienes energía, es como si siempre estuvieras cansado.
- Ya no disfrutas las cosas que antes te gustaba hacer, ni siquiera andar con tus amigos o familiares.
- Te irritas fácilmente, te sientes enojado y ansioso.
- No puedes concentrarte cuando lo necesitas, y tal vez por eso tus notas en el cole han bajado.
- Comes mucho o muy poco, lo que ha influido en tu peso.
- Tus hábitos de sueño han cambiado (tienes dificultad para dormir, permanecer despierto o para levantarte por la mañana)
- Te sientes culpable, inútil e incluso pesimista, no le das importancia a nada ni en el presente ni para tu futuro.
- Sientes que no vale la pena vivir.
Si te sientes identificado con estos síntomas o notas que un compañero tuyo podría estar deprimido, recuerda que siempre puedes buscar ayuda. Acércate a un adulto (familiares, profesores o consejeros en colegio) para que te orienten.
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