La llegada del coronavirus está causando gran preocupación y malestar emocional en la población. Las noticias no paran de hablar de este nuevo virus y del creciente número de infectados. Pareciera que las cosas no mejoran en el corto plazo, pero no debes olvidar que todo pasa. El coronavirus también, tal y como ha sucedido con otras enfermedades.
Debes afrontar esta difícil situación con una mentalidad positiva. No entrar en pánico ni asustar a todos en casa. Si sigues las indicaciones de las autoridades no tienes porqué estar nervioso. Es importante que conozcas las etapas y emociones a las que te vas a enfrentar. Reconocerlas te ayudará a manejarlas de la mejor manera.
Guía para superar el impacto emocional del coronavirus
Las investigaciones en las que se basó el libro Héroes cotidianos de Pilar Jericó, líder en el campo del crecimiento personal, sirven para entender de manera sencilla qué emociones van a vivir las personas en estos días.
1. Llamada: “Hay un virus en China”.
Así empezó todo. Como dice la autora, toda llamada a la aventura (al cambio) puede ser de dos tipos: llamada del cielo, cuando es algo deseado, o llamada del trueno, cuando no lo buscamos y rompe nuestros esquemas. El coronavirus pertenece a las llamadas del trueno para la mayoría, ya que muy pocos esperaban que sucediera.
2. Negación: “Esto no va a ocurrir aquí”.
En casi todos los cambios no deseados, la negación es una fase común. Esta es la más difícil de asimilar. Cuando el problema es muy lejano, nunca pensamos que nos va a afectar. Nos olvidamos de que el mundo está globalizado y que, incluso, las enfermedades pueden llegar a todos lados.
Durante el periodo de negación, cuando nos damos cuenta de que sí nos puede afectar, podemos desarrollar una variante: la ira o la rabia. Nos enfadamos con el sistema, con la falta de medidas que toman las autoridades, con los eventos deportivos, manifestaciones o reuniones que nos han expuesto al contagio. El enfado debes pasarlo, tengamos razón o no. Si te quedas en esa fase, desaprovecharás la oportunidad de aprendizaje que existe ante cualquier crisis.
3. Miedo: “¿Qué nos va a pasar?”.
Según Jericó, esta es la emoción más profunda y paralizante que podemos experimentar. Existe el miedo sano, el cual nos obliga a protegernos de alguna amenaza (quedarte en casa); y existe el miedo tóxico, el cual lleva a una histeria colectiva, a las compras compulsivas y a no dormir por las noches.
Esta es otra fase que debes pasar rápidamente. No sirve de nada tener miedo y contagiárselo a los demás. El miedo te daña y te quita la posibilidad de afrontar la crisis desde la mentalidad positiva del cambio, el sentido común y la fuerza.
4. Travesía por el desierto: “Estoy triste y soy vulnerable”.
En esta etapa, ya no sientes miedo ni rabia, solo tristeza y desgano. Aceptas la realidad y te derrumba emocionalmente ver cómo los infectados van en aumento. Esta crisis hay que afrontarla. “La mentalidad positiva sin tocar el desierto es falsa y temporal” dice la autora. “La buena noticia es que los desiertos también se abandonan”. No debes quedarte atascado en la rabia o en la negación. Tarde o temprano conseguirás remontar la tristeza.
5. Nuevos hábitos y confianza. Una vez aceptada la realidad comienzan los nuevos hábitos y la confianza en nosotros mismos.
Acepta y normaliza la realidad. Si estas en aislamiento (cuarentena), encontrarás los aspectos positivos. Te ofrecerás a ayudar a otros desde la serenidad y tranquilidad y no desde el miedo. Te ríes de la situación y, lo más importante, te abres al aprendizaje. Es importante que te hagas consciente de lo que quiere enseñarnos esta nueva crisis.
6. Fin de la aventura. El coronavirus ha pasado y soy más fuerte.
Va llegar el momento en el que esta crisis será historia. Vendrán nuevas crisis y otros problemas que también deberemos enfrentar y que podremos superar. “Si hemos sido conscientes del proceso y hemos aprendido como personas y como sociedad, habrá valido la pena, a pesar de las numerosas pérdidas que hayamos tenido en el camino”, recalca Jericó.
Estas fases no son lineales, son progresivas. Es decir, puede que estés en el desierto (triste y vulnerable) y vuelvas a sentir rabia o miedo por momentos. Esto es normal y no debes sentirte culpable por ello. Mientras más consciente estés de tus emociones, más rápido podrás atravesarlas.
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