La descalcificación de los huesos se produce por un desbalance entre el calcio y fósforo en el organismo. Cuando la alimentación de una persona es alta en fósforo (abundante en los productos ricos en proteínas), pero baja en calcio (lácteos, frutos secos y verduras), el cuerpo obtendrá el calcio que necesita pero que no recibe mediante la alimentación, extrayéndolo de sus propios huesos, lo que ocasionará consecuencias serias en la salud.
Los síntomas de la descalcificación incluyen tener huesos más frágiles y con menor densidad, llevándonos a enfermedades como la osteoporosis. Las fracturas y lesiones óseas ante caídas o golpes entonces serán más frecuentes, haciendo que nuestra actividad física se vea limitada.
Es a partir de los 40 años que los huesos se debilitan, pero dependerá de la alimentación de toda una vida que ello impacte en nuestra estructura ósea de manera grave. Por ello, es importante consumir con frecuencia alimentos ricos en calcio, ya que este mineral es eliminado rápidamente por la orina; así como mantener un estilo de vida saludable que incluya ejercicio físico y legumbres, frutas y verduras en la dieta.
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