La tifoidea es una infección producida por la bacteria Salmonella Typhi, que puede contagiarse de persona a persona a través de alimentos, aguas o bebidas contaminadas. A diferencia de la salmonela, los síntomas pueden presentarse de manera más grave ya que una vez que dichas bacterias ingresan al cuerpo y atraviesan el torrente sanguíneo, pueden llegar a dañar los ganglios, la vesícula, hígado, bazo y otras partes del cuerpo.
Entre los principales síntomas de la tifoidea se encuentran fiebre alta y persistente (fiebre de más de 39.5 grados centígrados) dolor de cabeza, gran malestar general, dolor abdominal, diarrea espesa en los primeros días y luego estreñimiento. Algunas personas incluso presentan una erupción en el abdomen y tórax en forma de pequeños puntos rojos llamados ‘manchas rosas’. Con tratamiento a base de antibióticos, reposo y suministro de líquidos, las personas pueden curarse en dos semanas, en ocasiones las molestias pueden reaparecer y necesitar más tratamiento.
Las personas con fiebre tifoidea deben lavarse las manos de manera frecuente, evitar manipular o preparar alimentos y conservar sus artículos personales alejados de las pertenencias de otras personas. Además, deberán permanecer alejados de otras personas para evitar propagar la enfermedad, aún si los síntomas han cesado, ya que las bacterias pueden quedar en el organismo.
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