¿Por qué un niño no debería heredar los zapatos de su hermano?

  • hace 3 años

Heredar los zapatos entre hermanos o primos nos puede parecer muy normal e inofensivo. De hecho, parece ser una buena idea, si no están muy usados y, al fin y al cabo, los niños crecen tan rápido que muchas veces no vale la pena comprarles calzado nuevo, ¿cierto? Bueno, si no lo sabías, usar el zapato de otro niño puede ser perjudicial para la salud de tu pequeño. A continuación, te contamos porqué.

¿Por qué un niño no debería heredar los zapatos de su hermano?

El zapato se adapta al pie y a la forma de caminar de cada persona. Incluso, si miras dentro del calzado de alguien, podrás ver su huella y las marcas que dejan sus dedos y talón. Por el exterior, también se puede notar un desgaste en la punta y en la suela, en donde se borra la parte que más roza con el piso.

Puede que ese desgaste sea simétrico en ambos pies, o quizá sea más marcado en uno de los dos. Si es así y otro niño utiliza esos zapatos, podrá desarrollar una falsa pierna corta, un problema de rodilla, cadera, lumbar, de espalda, cuello, e incluso una mala mordida o problemas de visión.

La forma de caminar de una persona deja otra marca que es bastante llamativa: la suela del talón vista desde atrás. Con esta marca, se puede observar si hay más desgaste del borde interno, ocasionando un valgo del calcáneo (hueso del talón) o del borde externo, generando un varo del calcáneo. Esta desalineación del talón también influirá en el resto del miembro inferior, generando torsiones que deberá compensar la columna, para mantener la horizontalidad de la mirada.

En edades tempranas, caminar con un zapato usado puede producir rozaduras, deformidades en los dedos, afectar al crecimiento del pie y del resto de las estructuras en formación, hacer que aparezcan malos apoyos y producir torsiones adaptativas en las piernas e, incluso, compensaciones en la espalda, cuello o mandíbula.

¿Los bebés deben usar zapatos?

Muchas veces, los padres le ponens zapatos a sus bebés cuando ni siquiera pueden pararse solos o mantenerse de pie. Por más tierno que esto parezca, puede ser perjudicial para la salud del niño. No es recomendable obligarlo a permanecer de pie o caminar, si no está preparados para ello. Cada niño tiene su ritmo y querer adelantarnos a que haga lo que otros pequeños de su edad hacen puede ocasionar torsiones en los huesos de sus piernas en formación. 

Un bebé que no camina no necesita zapatos. Sería contraproducente que estuvieran mucho tiempo con ellos, ya que les privan de una gran experiencia sensorial fundamental para su desarrollo. El único caso en el que los bebés podrían usar calzado es para protegerlos del frío o de superficies peligrosas.

Recuerda que el contacto del pie desnudo sobre el suelo y distintas superficies como el pasto, la arena, la tierra, etc., aumenta la propiocepción del bebé (capacidad de ser consciente de nuestras articulaciones en el espacio) y la sensibilidad de los receptores de la piel. Además, mejora el estímulo que ayuda a que los músculos del pie y la pierna se vayan activando de forma correcta, y que poco a poco se vaya formando el arco plantar. Asimismo, incrementa su coordinación y equilibrio.

¿Cómo elegir el zapato más adecuado para un niño?

Lo primero que debes tener en cuenta es la edad del pequeño. Como explicamos arriba, si el bebé no camina, no es necesario que use calzado. Lo mejor es que, cuando tu pequeño comience a dar sus primeros pasos, lo haga sin zapatos. De lo contrario, optar por un calzado muy flexible, que se doble con naturalidad con el andar del bebé, dejando que las articulaciones de su pie de muevan sin restricción. 

Estos zapatos deben ser suaves, livianos, de materiales transpirables, con suelas antideslizantes, pero no muy gruesas y con anchura suficiente para que no compriman los dedos. Deben llevar pasadores o “pega pega”. No se recomienda que los pequeños usen mocasín o chanclas. También, debes evitar que el primer calzado de tu pequeño sea tipo botín, ya que limitan la movilidad del tobillo y modifican el caminar.

Recuerda que mientras más rígido sea el zapato y sus suelas, más deficiente será la activación muscular, y más debilidad se producirá en la musculatura intrínseca del pie, pudiendo favorecer patologías como el pie plano.

De igual forma, es importante que tu hijo no use un mismo par de zapatillas para hacer todas sus actividades. Procura que no use su calzado deportivo (para jugar, fútbol, por ejemplo), para correr o para usar durante el día. Este calzado no es muy flexible, tiene la punta estrecha, podría ocasionar durezas, y a la larga deformaciones en el pie.

Tampoco es recomendable usar zapatillas con rueditas o con mucha amortiguación. La función amortiguadora debe hacerla el pie y si se acostumbra a tener mucha amortiguación, se debilitará la musculatura y acortará la pantorrilla. A la larga, puede aparecer una tendinitis o fascitis.  

¿Cada cuánto hay que cambiar de calzado en los niños?

Durante los primeros 15 meses, los pies del bebé crecen una talla cada 3 meses. Entre los 15 meses y los 2 años, una talla cada 5 meses. De los 2 años a los 3 años, una talla cada 6 meses. De los 3 años a los 4 años, una talla cada 9 meses, y a partir de los 4 años, una talla por año, aproximadamente.

Sabiendo todo esto, queda claro porqué tu pequeño no debe heredar zapatos de otros niños, por más que sean familiares. Es mejor comprarle su propio calzado, uno con el que se sienta cómodo al caminar. 

Fuente:

www.guiainfantil.com

www.carrile.es

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