Siempre sabremos reconocer a un niño saludable y en pleno desarrollo cuando lo observamos jugar, expresarse libremente e interactuar con otros niños ¿Qué pasa entonces si un niño cambia su conducta y se le ve solo o aislado de los demás?
Este será siempre un signo de alerta, ya que podría ser la manifestación de algún problema en casa, o incluso de algún trastorno más grave como depresión infantil. En este caso, notaremos al niño con ánimo triste o irritable, dificultad para experimentar placer, y pocas ganas para realizar actividades incluyendo aquellas que más le gustan. También puede verse afectado el apetito y el sueño, pero sobre todo la capacidad de atención y concentración que tanto necesitamos en las aulas.
La depresión es mucho más que un mal día, se nota de manera persistente en el niño quien se va aislando y retrayendo más y más. Muchas veces los niños no sabrán reconocer que están deprimidos, por ello será preciso informar a los padres y tutores sobre sus sospechas, apoyándose del servicio psicopedagógico de la Institución Educativa. También puede implementar estrategias preventivas como desarrollar un ambiente afectuoso en el aula, estando siempre dispuesto a escuchar a sus alumnos, así como a sus padres y otros maestros.
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