Llamamos cuerpos extraños a cualquier objeto que pueda ingresar a nuestros ojos causando dolor y lagrimeo, ya sea una arenilla o un objeto más grande como una astilla de madera o metal.
Cuando los cuerpos extraños quedan libres (insectos, arena, pestañas, etc.) la persona sentirá que cada vez que parpadea, el dolor aparece en un punto del ojo, que va moviéndose con los movimientos del párpado. En dicho caso, es recomendable no frotarse los ojos, ya que el cuerpo extraño podría dañar aún más otras partes del globo ocular. Por el contrario, se deberá inundar con agua, con la ayuda de una jeringuilla estéril. La presión vaciada sobre el ojo puede expulsar el cuerpo extraño, en caso contrario se deberá acudir al centro médico.
En caso los cuerpos extraños queden enclavados (objetos de meta, piedra o madera) se sentirá un dolor fijo y con lagrimeo. Aquí, el lavado del ojo a presión no suele ser eficaz, por lo que es importante acudir sin demora al especialista. Es importante recordar que no se debe intentar de ninguna manera extraer el cuerpo extraño, ya una vez en el centro de salud se realizará el lavado completo para que no quede rastro de óxido, astillas, etc.
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