Al jugar o realizar actividades en el día a día sin cuidado, corremos el riesgo de sufrir pequeños accidentes que pueden ocasionarnos heridas. Una herida es una lesión en alguna parte del cuerpo que puede ser leve, si solo afecta la superficie de nuestra piel, o grave si es más profunda y afecta otras estructuras como músculos, huesos o tendones.
Si tú o alguna persona cercana sufre de una herida leve, como un raspado, corte o hincón no muy profundo, sigue los siguientes pasos para curarla:
- Primero que nada, es necesario lavar la piel con agua y jabón para retirar la suciedad.
- Después, pide a un adulto que te ayude a desinfectar la herida con agua oxigenada y gasas. Este lavado debe ser siempre desde el centro hacia los bordes y, aunque puede molestar un poco, es muy necesaria para evitar que bacterias queden en la herida haciendo que ésta empeore.
- Si la herida no sigue sangrando o expulsa pus, es mejor dejarla secar al aire y al sol. De lo contrario, puede cubrirse con gasas durante las actividades diarias y dejarla al aire en las horas de reposo.
- Si la herida fue hecha con un objeto punzante o cortante, por ejemplo una tijera o cuchillo, es conveniente cubrirla con una gasa luego de ser desinfectada, y en caso sea necesario acudir al centro de salud para ser curada.
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