Buenas y malas noticias. Comencemos por la primera: pasarte el chicle no te va a causar ningún daño. La mala: eso no significa que ahora te puedas alimentar de chicles. Tratemos de entender la ciencia detrás de esto. Un informe publicado en el diario The Daily Mail y difundido también por El Confidencial explica que si bien el chicle se compone principalmente de un caucho similar al que se usa para fabricar pelotas de basket, la concentración es tan ínfima que tu cuerpo está en condiciones de procesarlo y digerirlo como cualquier otro alimento.
Normalmente, cuando comemos, primero masticamos para destruir lo que sea que tengamos en la boca y sea más fácil de deglutir. Mientras masticamos, nuestro cuerpo se preparar para lo que viene y los músculos de nuestro tracto digestivo entran en funcionamiento. Una vez en nuestro estómago, los jugos gástricos y nuestras enzimas presentes en estos lo que hacen es separar los nutrientes de lo que no sirve.
Como imaginarás, aquello que no puede ser aprovechado por el cuerpo, pasa directamente al intestino grueso para ser evacuado posteriormente. En el caso de un chicle, al tratarse de una golosina con sabores artificiales sin ningún valor nutricional, el chicle sigue un camino directo a la puerta de salida. Aunque tal vez pueda tardar un par de días en lograrlo.
Vistas así las cosas, entonces conviene no asustarse mucho si es que te tragas el chicle sin darte cuenta. Pero si realmente quieres evitarte todos estos problemas, lo mejor es no masticar chicle nunca.
Para GIF
El recorrido de un chicle en tu cuerpo
- Lo masticas, pero al ser una goma, no lo destruyes, por lo que te lo pasas íntegro.
- Llega a tu estómago, pero tus enzimas no son capaces de extraer ningún componente nutricional de este
- El chicle se acumula con todos los otros residuos del proceso digestivo y es finalmente evacuado.
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