La adolescencia es una etapa del desarrollo que se sitúa entre el final de la infancia y el comienzo de la edad adulta, es una etapa de transición que suele traer consigo algunas dificultades y desafíos importantes. Durante este período, los jóvenes experimentan cambios físicos, emocionales y sociales muy significativos y muchas veces esta etapa puede resultar en extremo difícil para ellos y sus familias.
Cuando nuestros hijos son adolescentes parece que estuvieran molestos, cansados, irritados o totalmente aburridos de cada simple palabra que decimos, indicación que damos, acción que se les pide realizar o de una simple demostración de afecto. Parece que cuando queremos hablar con ellos los estamos presionando y que cuando decidimos darles espacios los hemos dejado de lado. No existe un punto medio, lógica o razón. Y es que durante esta etapa del desarrollo, el cerebro adolescente atraviesa cambios en su estructura y composición que afectan notablemente el comportamiento de los jóvenes y su percepción sobre la realidad que los rodea.
La adolescencia se caracteriza por la búsqueda de la identidad personal, la exploración de la autonomía, la formación de relaciones sociales más complejas y la maduración de funciones cognitivas superiores. Los adolescentes suelen enfrentar desafíos importantes durante este período, mientras se construyen y se definen como los adultos en los que se convertirán.
Los cambios durante la adolescencia suceden tanto en el exterior como en el interior del cuerpo de los jóvenes y desde el punto de vista bioquímico, el cerebro de un adolescente experimenta transformaciones notables, las mismas que son responsables de su comportamiento volátil. Aquí hay algunos aspectos destacados de estos cambios:
Podas sinápticas: Durante la adolescencia, se produce un proceso llamado "poda sináptica", donde se eliminan conexiones sinápticas innecesarias o poco utilizadas. Esto ayuda a mejorar la eficiencia del cerebro al eliminar la redundancia y fortalecer las conexiones más importantes.
Desarrollo del lóbulo frontal: El lóbulo frontal, responsable de funciones ejecutivas como la toma de decisiones, el control de impulsos y la planificación, sigue madurando durante la adolescencia. Esto puede explicar algunas de las conductas características de los adolescentes, como la búsqueda de emociones y la toma de riesgos.
Cambio en los niveles de neurotransmisores: Hay cambios en los niveles de neurotransmisores, como la dopamina y la serotonina, que están asociados con el estado de ánimo y la regulación emocional. Estos cambios pueden contribuir a la fluctuación emocional y a la búsqueda de nuevas experiencias en la adolescencia.
Desarrollo del sistema límbico: El sistema límbico, que está involucrado en la regulación de las emociones, también experimenta cambios durante la adolescencia. Esto puede influir en la intensidad de las emociones y en la capacidad de los adolescentes para manejarlas.
Cambio en la conectividad cerebral: La conectividad entre diferentes regiones del cerebro también experimenta cambios durante la adolescencia, lo que puede afectar la integración de la información y el procesamiento cognitivo.
Es importante destacar que estos cambios bioquímicos no ocurren de manera uniforme en todos los adolescentes y pueden variar según factores genéticos, ambientales y experiencias individuales. Además, aunque la adolescencia puede ser una época desafiante, también es crucial para el desarrollo de habilidades y la formación de la identidad personal.
Recomendaciones para un acompañamiento amable y positivo
Acompañar a un adolescente durante este proceso de cambio puede ser desafiante, pues agrega una carga de responsabilidad emocional muy grande a las tareas que los padres debemos afrontar cada día. Aquí tienes algunas sugerencias:
- Fomentar la comunicación abierta: Establece un ambiente donde el adolescente se sienta cómodo expresando sus pensamientos y sentimientos. Escucha activamente y muestra empatía. Evita juzgar y ofrece apoyo incondicional.
- Respetar su autonomía: A medida que los adolescentes buscan independencia, es importante respetar su autonomía. Ofrece oportunidades para que tomen decisiones y asuman responsabilidades, permitiéndoles aprender de sus experiencias.
- Establecer límites claros: Aunque se fomente la autonomía, es crucial establecer límites y reglas claras. Esto proporciona estructura y seguridad. Explica las razones detrás de las reglas y fomenta la responsabilidad.
- Ser un modelo a seguir: Los adolescentes tienden a imitar comportamientos observados en los adultos o a exigir explicaciones cuando no hacemos lo que predicamos. Sé un buen modelo a seguir demostrando valores positivos, resiliencia y habilidades para manejar el estrés.
- Fomentar la autoestima: Ayuda al adolescente a desarrollar una imagen positiva de sí mismo. Celebra sus logros, fomenta sus fortalezas y ayuda a abordar sus inseguridades de manera constructiva.
- Promover la toma de decisiones informadas: Ayuda al adolescente a desarrollar habilidades de toma de decisiones proporcionándoles información y permitiéndoles considerar las consecuencias de sus elecciones. Esto los empodera y fomenta la responsabilidad.
- Apoyar el desarrollo de habilidades sociales: La adolescencia es una época en la que se desarrollan las habilidades sociales. Fomenta la participación en actividades sociales, promueve la empatía y enseña habilidades de comunicación asertiva.
- Estar al tanto de su entorno: Conoce las amistades, actividades y entorno social del adolescente. Estar al tanto de su vida cotidiana te permite brindar apoyo cuando sea necesario y detectar posibles problemas.
- Fomentar la resiliencia: Enseña al adolescente a afrontar los desafíos y a aprender de las experiencias difíciles. La resiliencia es una habilidad invaluable que los ayudará a enfrentar las adversidades de manera positiva.
- Buscar ayuda profesional si es necesario: Si observas signos de problemas emocionales que vayan más allá de las dificultades propias de esta etapa, busca la ayuda de un profesional de la salud mental para brindar el apoyo que tus hijos necesitan.
Recuerda que cada adolescente es único, y lo que funciona para uno puede no ser aplicable a otro. Adaptar tu enfoque a las necesidades individuales de tus hijos adolescentes es clave para un acompañamiento efectivo durante esta etapa de desarrollo. Sé paciente, respira profundo, cuenta hasta diez y permítete decir lo que piensas y sientes, pues todo lo que parta del amor será correcto y finalmente, efectivo. Si la adolescencia de tus hijos te está agobiando en exceso, busca conversar con alguien que te escuche y pueda aconsejarte, verás que todo puede ser mejor. Recuerda ser comprensiva, pues los cambios de esta transición superarán su capacidad de reflexión con frecuencia, pero no dejes de explicar lo que necesitas de ellos y exigir un comportamiento de respeto, amabilidad y cariño de su parte. Con comunicación y mucho amor todo es posible.
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