La salud de nuestros pequeños es, sin duda alguna, uno de los temas más importantes para las madres y padres de familia, pues un niño sano es un niño con mayor oportunidad de crecer y desarrollarse. Existen un sinnúmero de virus, bacterias y enfermedades que amenazan la buena salud de nuestros hijos cada día, y aunque algunas no sean clasificadas como graves, igualmente deben ser atendidas con seriedad y atención para evitar complicaciones. Queremos compartir con ustedes información importante sobre las amígdalas, qué son y cómo prevenir la amigdalitis en los pequeños de la casa. Es fundamental conocer de qué se trata, sobre todo en esta época del año, cuando las afecciones respiratorias aumentan de manera significativa por las bajas de temperatura. Compartiremos algunos datos muy útiles que pueden ayudar a reconocer la enfermedad en caso los niños presenten síntomas de amigdalitis.
Contar con un seguro de salud es de suma importancia ya que nos brinda esa tranquilidad y protección que necesitamos en cualquier momento. A continuación te informaremos todo lo que debes saber de este mal.
¿Qué son las amígdalas?
Las amígdalas son órganos del sistema linfático que se encuentran en la parte posterior de la garganta, justo detrás de la lengua. Hay dos tipos principales de amígdalas: las amígdalas palatinas, ubicadas en los lados de la garganta, y la amígdala faríngea o adenoides, que se sitúan en la parte superior de la garganta, justo detrás de la nariz.
Funciones de las amígdalas
Las amígdalas desempeñan un papel crucial en el sistema inmunológico de los niños, ya que actúan como primera línea de defensa contra las infecciones. Filtran las bacterias y virus que entran por la boca y la nariz, ayudando a prevenir enfermedades y protegiendo el cuerpo de posibles infecciones.
¿Qué es la amigdalitis y cómo prevenirla en niños?
La amigdalitis es una inflamación de las amígdalas, que son las estructuras ovaladas ubicadas en la parte posterior de la garganta. Puede afectar tanto a las amígdalas palatinas como a las amígdalas faríngeas o adenoides. La amigdalitis es más común en niños, pero también puede afectar a adolescentes y adultos.
La amigdalitis puede ser causada por diferentes agentes infecciosos, siendo los más comunes los siguientes:
- Infecciones virales: Los virus más comunes que pueden causar amigdalitis son el virus del resfriado común, el virus de la gripe (influenza) y el virus de Epstein-Barr, que causa la mononucleosis infecciosa.
- Infecciones bacterianas: La bacteria Streptococcus pyogenes, responsable de la faringitis estreptocócica, es una de las principales causas de la amigdalitis bacteriana.
Los síntomas de la amigdalitis pueden variar según la causa (viral o bacteriana), pero en general, incluyen:
- Dolor de garganta intenso.
- Dificultad para deglutir.
- Amígdalas inflamadas y enrojecidas.
- Fiebre y escalofríos.
- Dolor de cabeza.
- Dolor de estómago.
- Ganglios linfáticos inflamados y sensibles en el cuello.
- Ronquera o cambios en la voz.
- Pérdida de apetito.
- Fatiga y debilidad general.
El tratamiento de la amigdalitis dependerá de la causa subyacente (viral o bacteriana) y de la gravedad de los síntomas. Estas son las opciones más comunes de tratamiento
Tratamiento para la amigdalitis viral:
- Descanso: Es importante que el niño descanse lo suficiente para ayudar a su cuerpo a combatir la infección.
- Hidratación: Asegúrate de que el niño beba líquidos con frecuencia para prevenir la deshidratación.
- Alivio del dolor: Los medicamentos de venta libre, como el paracetamol o ibuprofeno, pueden ayudar a reducir el dolor y la fiebre.
Tratamiento para la amigdalitis bacteriana:
- Antibióticos: Si se confirma que la amigdalitis es causada por una infección bacteriana, el médico puede recetar antibióticos, como penicilina o amoxicilina, para eliminar la bacteria.
- Descanso e hidratación: Al igual que en la amigdalitis viral, el niño debe descansar y mantenerse bien hidratado.
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En algunos casos, especialmente si la amigdalitis es recurrente o grave, el médico puede considerar la extirpación de las amígdalas a través de una cirugía conocida como amigdalectomía, pero en la actualidad no se recurre con frecuencia a esta práctica. Es importante que, ante la aparición de síntomas de amigdalitis, se consulte a un médico para obtener un diagnóstico preciso y recibir el tratamiento adecuado. El uso indiscriminado de antibióticos no es recomendable y solo deben administrarse si están indicados por un profesional de la salud.
Para ayudar a prevenir la amigdalitis en niños, recomendamos seguir estas prácticas:
Buena higiene: Enseñe a sus hijos a lavarse las manos con frecuencia, especialmente después de ir al baño y antes de las comidas. Esto reduce la propagación de gérmenes y virus.
Evitar el contacto cercano con personas enfermas: La amigdalitis es altamente contagiosa, así que evite el contacto cercano con personas que tengan infecciones respiratorias.
Vacunación: Asegúrese de que sus hijos estén al día con sus vacunas, ya que algunas enfermedades prevenibles por vacunas pueden desencadenar la inflamación de las amígdalas.
Evitar compartir utensilios y objetos personales: Enseñe a sus hijos a no compartir vasos, cubiertos u otros objetos personales con sus compañeros, para evitar la propagación de infecciones.
Mantener una dieta equilibrada: Una dieta saludable y equilibrada fortalece el sistema inmunológico, lo que ayuda a prevenir infecciones.
Evitar ambientes con humo: Mantenga a sus hijos alejados del humo del tabaco, ya que esto puede irritar las amígdalas y aumentar el riesgo de infecciones.
Esperamos que esta información sea de utilidad para cuidar la salud de sus hijos. Recuerden que ante cualquier síntoma de amigdalitis, es importante acudir al médico para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuado. Es necesario tener muy presente que la prevención, como lavado de manos frecuente y evitar el contacto cercano con personas enfermas, también es fundamental para reducir el riesgo de amigdalitis. ¡Cuidemos a nuestros niños y evitemos enfermedades para mantenerlos sanos y felices!
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