Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha que nos invita a reflexionar sobre la importancia de cuidar no solo la salud física, sino también la mental y emocional de todas las personas, sobre todo de los niños. Aunque con frecuencia asociamos los temas de salud mental únicamente a los adultos, los niños también pueden atravesar situaciones de extrema carga emocional deviniendo en cuadros de ansiedad y depresión, condiciones que afectan profundamente su bienestar. La detección temprana y el apoyo amoroso de sus cuidadores son clave para ayudarlos a superar estas dificultades, además de una cultura de prevención basada en la comunicación y participación activa de las familias. En este artículo, hablaremos de cómo se ve la depresión y la ansiedad en un niño, las señales de alerta, sus posibles causas y cómo brindar apoyo.
La importancia de la salud mental y emocional en los niños
La salud mental es tan importante como la salud del cuerpo físico y abarca el bienestar emocional, psicológico y social de las personas. En el caso de los niños, es fundamental para su desarrollo, ya que influye en cómo perciben el mundo, a otras personas y a ellos mismos, lo que impacta directamente en la forma que piensan, sienten y se comportan. La capacidad de gestionar sus emociones, formar relaciones saludables y enfrentar desafíos está directamente relacionada con su bienestar mental. Ignorar este aspecto tan importante de su persona, puede afectar su vida cotidiana, rendimiento escolar y relaciones familiares.
¿Qué es la depresión infantil?
La depresión en niños no es solo tristeza pasajera; es una condición que afecta su forma de pensar, sentir y actuar durante un período prolongado. Un niño con depresión puede sentirse abrumado por emociones como tristeza profunda, desesperanza o irritabilidad, y estas sensaciones interfieren con su capacidad para disfrutar de la vida cotidiana, su disposición para “hacer” y su habilidad para reflexionar sobre las experiencias vividas día a día.
¿Qué es la ansiedad en niños?
La ansiedad es un sentimiento de preocupación, miedo y anticipación excesiva que puede afectar la vida de un niño en todas sus formas. Mientras que todos los niños experimentan temores y preocupaciones en ciertos momentos, los cuadros de ansiedad son persistentes e interfieren con las actividades cotidianas, desde las más complejas hasta las más sencillas y fáciles de realizar, como salir de casa. La ansiedad puede manifestarse en situaciones sociales, escolares o familiares, y en ocasiones puede desencadenar cuadros de malestar físico real., orillando a los más pequeños a evitar casi cualquier actividad.
¿Cómo se ven la ansiedad y la depresión en los niños?
Las manifestaciones de ansiedad y depresión en los niños pueden ser diferentes de las que podemos encontrar en adultos, por lo que es muy necesario estar atentos a las siguientes señales:
Depresión:
- Cambios de humor: Irritabilidad o enojo, a menudo sin motivo aparente.
- Tristeza prolongada: El niño parece triste o desinteresado por actividades que antes disfrutaba.
- Fatiga constante: Pérdida de energía, cansancio excesivo o falta de motivación.
- Problemas en la escuela: Dificultades para concentrarse, bajo rendimiento académico o aislamiento social.
- Cambios en el apetito o el sueño: Comer mucho más o menos de lo normal, problemas para conciliar el sueño o dormir demasiado.
- Pensamientos negativos: Expresiones de inutilidad, culpa o desesperanza, en casos graves, pensamientos sobre la muerte.
Ansiedad:
- Preocupaciones excesivas: Temor constante por situaciones cotidianas o eventos futuros.
- Evitar actividades: Rechazar participar en eventos sociales, escolares o familiares por miedo o vergüenza.
- Síntomas físicos: Dolor de estómago, náuseas, dolores de cabeza o palpitaciones sin causa médica aparente. También morderse las uñas e incluso causar heridas en ciertas partes su cuerpo.
- Ataques de pánico: Sensación de ahogo, mareos, temblores o sudoración excesiva, generalmente acompañados de miedo intenso.
- Comportamientos compulsivos: Realizar ciertos actos repetitivos para calmar el miedo, como lavarse las manos en exceso o verificar cosas continuamente.
Causas probables de la ansiedad y depresión en niños
Las causas de un cuadro de esta naturaleza son diversas y pueden variar de un niño a otro. Sin embargo, algunas situaciones o factores pueden incrementar el riesgo de que un niño experimente uno de estos cuadros:
Factores genéticos: Los niños con antecedentes familiares de trastornos de ansiedad o depresión pueden ser más propensos a desarrollar estos problemas de salud mental.
Estrés escolar: Las demandas académicas, las evaluaciones constantes, el temor a no rendir bien o a decepcionar a los padres pueden generar altos niveles de estrés en los niños.
Conflictos familiares: Los niños que crecen en hogares donde hay discusiones frecuentes, divorcio o violencia doméstica pueden sentirse inseguros y desarrollar ansiedad o depresión.
Bullying o acoso escolar: Los niños que son víctimas de acoso en la escuela van a experimentar sentimientos de soledad, inseguridad y baja autoestima, lo que lleva a desarrollar depresión o ansiedad social.
Pérdida o duelo: La muerte de un ser querido, la separación de los padres o la pérdida de una mascota pueden ser los detonantes de una profunda tristeza y eventualmente derivar en un cuadro depresivo si no se maneja de manera adecuada.
Cambios importantes en la vida: Mudanzas, cambios de escuela o la llegada de un nuevo hermano pueden desestabilizar emocionalmente a los niños, especialmente si les resulta difícil adaptarse a las nuevas circunstancias.
Exceso de actividades o responsabilidades: Participar en demasiadas actividades extracurriculares o tener altas expectativas de rendimiento puede generar una presión excesiva en los niños, afectando su capacidad de relajarse y disfrutar del tiempo libre.
Trastornos del neurodesarrollo: Los niños con trastornos como el TDAH, el autismo o dislexia a menudo enfrentan dificultades adicionales, como sentirse incomprendidos o inadecuados, lo que aumenta las probabilidades de caer en depresión o experimentar ansiedad.
Problemas de autoestima: La inseguridad sobre su apariencia física, sus habilidades o su desempeño escolar puede hacer que los niños sientan que no son lo suficientemente buenos y pierdan bienestar.
¿Cómo combatir los cuadros de ansiedad y depresión?
Es fundamental que los padres, profesores y cuidadores estén atentos a las señales, se comuniquen y busquen ayuda profesional en caso un niño esté sufriendo de ansiedad o depresión. Toma en cuenta estas recomendaciones:
- Buscar ayuda profesional: La terapia cognitivo-conductual (TCC) ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de la ansiedad y la depresión en niños.
- Crear un entorno de apoyo: Los niños necesitan sentirse seguros y apoyados en casa. Crear un ambiente de comunicación abierta y sin juicios les permite expresar sus sentimientos.
- Fomentar hábitos saludables: Una rutina diaria que incluya tiempo para el juego, actividad física, buena alimentación y suficiente descanso es crucial para mantener el equilibrio entre cuerpo, mente y corazón.
- Enseñar técnicas de relajación: Practicar ejercicios de respiración, yoga o meditación puede ayudar a los niños a gestionar la ansiedad.
- Evitar la presión excesiva: Ve despacio con tus expectativas. Es importante recordarle a tus hijos que lo más importante es su bienestar.
El Día Mundial de la Salud Mental es la oportunidad perfecta para tomar conciencia sobre este importantísimo tema. Es vital recordar que la salud mental debe ser siempre una prioridad de la crianza, pues la ansiedad y la depresión pueden presentarse en los más pequeños y afectar su desarrollo dejando una huella imborrable a futuro. Un niño debe jugar, reir, aprender y soñar, no sentir miedo y tristeza a cada segundo de su vida. Observemos y escuchemos con atención a nuestros hijos, de esta manera podremos detectar a tiempo cualquier situación que los aleje de la salud en todo el sentido de la palabra y podremos ayudarlos a construir una vida plena y más feliz.
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