Un niño que nace en un parto prematuro llega al mundo sin completar su desarrollo dentro del útero materno, por lo que es más vulnerable que aquellos que lo hacen a término. No todos los bebés prematuros tienen el mismo riesgo de sufrir complicaciones, pero este riesgo existe. Por ello, es importante saber qué hacer para reducir las posibilidades de un parto prematuro y cuáles son sus principales síntomas.
¿Qué es un parto prematuro?
Si un embarazo dura normalmente entre 37 y 42 semanas, un parto prematuro es el que ocurre más de tres semanas antes de la fecha de alumbramiento estimada. En otras palabras, es el parto que se da antes de la semana 37 de embarazo.
Mientras más prematuro es el parto, más complicaciones puede conllevar para la mamá y el recién nacido. La complicación más común es que los pulmones del bebé están inmaduros, ya que es el último órgano en formarse antes del nacimiento (normalmente en la semana 36). Sin embargo, si existen sospechas de que el bebé podría nacer antes de tiempo, se puede realizar la valoración del nivel de desarrollo pulmonar del feto y valorar la posibilidad de administrar tratamiento para acelerar el desarrollo pulmonar y que el niño nazca en las mejores condiciones posibles.
¿Cómo se evita un parto prematuro?
Aunque, en algunos casos, el nacimiento antes de las 37 semanas es inevitable, hoy se sabe que las mujeres embarazadas pueden tener ciertos cuidados para prevenir el riesgo de parto prematuro.
- Es muy importante acudir a todos los controles prenatales. La atención médica prenatal regular sirve para alertar de cualquier anomalía tanto en la salud de la madre como en la del bebé. Además, es el momento ideal para que la madre resuelva cualquier duda que tenga.
- Llevar una alimentación saludable. Mantener el cuerpo bien nutrido y sano reduce el la probabilidad de un parto prematuro. Recuerda siempre consultar sobre tu dieta a tu gineco-obstetra para saber qué alimentos debes consumir y qué comidas debes evitar durante tu embarazo.
- Controlar el peso. Durante el embarazo el aumento de peso es normal. Sin embargo, debes consultar con tu gineco-obstetra sobre el rango de peso saludable que debes llevar.
- Corregir la anemia, en caso la haya.
- Evitar el consumo de sustancias nocivas como el tabaco y el alcohol.
- Esperar un tiempo entre embarazos. Según una investigación de la Universidad de British Columbia y la Escuela de Salud Pública de Harvard, lo ideal es esperar de 12 a 18 meses entre un parto y un nuevo embarazo.
¿Cuáles son los principales síntomas de un parto prematuro?
Un parto prematuro se define médicamente cuando ocurre antes de la semana 37 de gestación y viene acompañado de una serie de síntomas que, aunque no siempre conllevan al nacimiento prematuro, hacen necesario acudir al médico al detectarse. Estas molestias son:
- Contracciones uterinas regulares, con altos niveles de dolor o sin dolor alguno.
- Sensación de presión en la pelvis o que el bebé empuja hacia abajo.
- Hemorragia o sangrado vaginal.
- Dolor en la zona lumbar.
- Cólicos abdominales, como si se tuviera la menstruación o ganas de vomitar.
- Romper la fuente. Durante el embarazo, el bebé está rodeado y protegido por un saco membranoso lleno de líquido llamado saco amniótico. Por lo general, al principio o durante el trabajo de parto esas membranas se rompen, lo que se conoce como “romper la fuente”.
- Aumento de las secreciones vaginales y/o flujo vaginal sanguinolento.
- Dolor de vientre, posiblemente con diarrea.
- Dolor de caderas.
Algunas enfermedades de la madre, como infecciones urinarias y/o vaginales, enfermedades cardiacas, diabetes o anemias severas pueden predisponer a que el parto se produzca antes de tiempo. También existen otros factores como el haber tenido abortos previos, sufrir alteraciones en el útero, desprendimiento de placenta o tener un embarazo múltiple.
Finalmente, factores externos como el estrés o si la edad de la madre es inferior a 18 años o mayor de 35, aumentan las probabilidades de tener un parto prematuro. Sin embargo, aunque la gestante tenga uno o más factores de riesgo, esto no significa necesariamente que el parto se vaya a adelantar. Lo importante es acudir a los controles prenatales y seguir las recomendaciones del especialista que te está acompañando en la espera de la llegada de tu bebé. Y, por supuesto, acudir también a los controles necesarios luego de dar a luz.
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