Estimulación infantil temprana: dinámicas para una crianza activa

  • hace 3 años

Todas las personas vienen al mundo con un potencial. Este potencial puede desarrollarse y aumentar, o puede inhabilitarse según las experiencias que se tengan durante los primeros años de vida. Por ello, es muy importante la estimulación infantil temprana.

Conversamos con Andreina Mendoza, psicóloga de Acción Contra el Hambre, para conocer los tres factores fundamentales necesarios para que los niños desarrollan su máximo potencial y te recomiende algunas dinámicas para una crianza activa según la edad de tu hijo.

Estimulación infantil temprana: dinámicas para una crianza activa

La primera infancia (el periodo entre el nacimiento y el inicio de la educación escolar) de un niño es vital para su desarrollo. Es en este momento que el cerebro crece con mucha rapidez y las conexiones se forman a una velocidad que no volverá a repetirse en la vida. Esto sumado a la gran velocidad con la que aprenden, se convierte en el momento idóneo para ayudarlo a potenciar sus habilidades e influir en el desarrollo de su cerebro.

Tres factores fundamentales

Una nutrición adecuada, protección contra el daño (no exponerlos a situaciones de violencia, maltrato, abandono) y una estimulación positiva que incluya expresiones afectivas y oportunidades de aprendizaje temprano, determinarán la capacidad del niño de aprender, resolver problemas y relacionarse con los demás por el resto de su vida.

En pocas palabras, los logros que pueda alcanzar tu hijo en su vida adulta, dependerán de los cuidados y de la estimulación de sus capacidades durante sus primeros años de vida.

¿Cómo ayudar a tu hijo a generar confianza en sí mismos y desarrollar sus potencialidades cerebrales a partir de una estimulación temprana?

Existen muchas formas de trabajar la estimulación y los aprendizajes tempranos desde casa, sin necesidad de especialistas, equipos o materiales sofisticados. Solo necesitas darle todo tu amor, paciencia y dedicación. Para ayudarte, la especialista te da algunas recomendaciones y dinámicas según la edad de tu hijo.

De 0 a 6 meses

  • Procura amamantarlo, ya que la leche materna es el mejor alimento para tu bebé. Favorece su salud física y se alimenta el vínculo afectivo que necesitará para desarrollar su autoestima por el resto de la vida. Si no es posible amamantarlo, la forma como le des el biberón también importa. Para alimentarlo, colócate en una posición en la que te sientas cómoda, acerca a tu bebé al pecho o al biberón, háblale afectuosamente (coméntale lo mucho que lo quieres, el significado que tiene en tu vida), cántale, arrúllale, mírale a los ojos, toca sus mejillas. Tu bebé entenderá el significado de tus palabras a través de sus sentidos.
  • Recuéstalo boca abajo sobre una superficie firme y extiende sus brazos. Llama su atención con un objeto brillante o con sonidos graciosos y alegres. Recuéstalo boca arriba. Luego, recuéstalo de lado para que se incorpore otra vez. Intenta cargarlo para que sostenga su cabeza.
  • Acostado boca arriba, estira y flexiona suavemente sus piernas. Dale un suave masaje desde los hombros hasta las manos y de los muslos a los pies. Para evitar que tenga las manos cerradas mucho tiempo, frótalas con tus dedos desde el dedo meñique hasta la muñeca.
  • A partir de los 3 meses, coloca un sonajero en su mano y ayúdalo a agitarlo varias veces para que trate de imitar el movimiento, cuidando que no se golpee.
  • Acostúmbralo a estar boca abajo por unos minutos para que rasgue o arañe las cobijas.
  • Pon tus pulgares en el centro de la frente del bebé y deslízalos simultáneamente hacia los lados. Haz lo mismo en sus mejillas, colocando tus dedos a los lados de la nariz. Para estimular los labios, haz el mismo movimiento, como si marcaras los bigotes.
  • Imita todos los sonidos que haga con un tono suave para animarlo a seguir haciéndolos. Sonríe y háblale mientras lo atiendes y satisfaces sus necesidades. Repítele frecuentemente cuánto lo quieres. Cárgalo junto a tu pecho y cántale.

De 4 a 6 meses

  • Ponlo boca abajo y coloca un juguete un paso adelante. Apoya la palma de tu mano en la planta de su pie y empújalo suavemente para ayudarlo a arrastrarse hacia el juguete. Haz lo mismo con el otro pie.
  • Acuéstalo boca arriba y ayúdalo a sentarse, jalándole suavemente las manos. Siéntalo con la ayuda de varios cojines para evitar que se vaya de lado; luego, háblale o cántale. Cuando esté sentado, con o sin apoyo, balancéalo hacia los lados, tomándolo de los hombros para tener mejor equilibrio. Haz el mismo ejercicio hacia atrás y hacia adelante.
  • Cerca de sus manos, mueve un juguete para atraer su atención y anímalo a tomarlo. Puedes llevar sus manos hacia el juguete y una vez que lo tenga en sus manos, deja que lo examine y juegue con él. Permite que se lo lleve a la boca (siempre y cuando esté limpio y no pueda lastimarse).
  • Cuelga objetos de colores llamativos a su alcance (sonajas, móviles, aros con cascabeles). Coloca en su mano objetos de diferentes consistencias y texturas (una esponja, una cuchara, papel, etc.) y permite que los explore, siempre cuidando que no se lastime.
  • Cada vez que balbucee o grite, imítalo y conversa con él. Responder a sus llamados los motiva a comunicarse. Es importante hablarle y sonreírle continuamente, no sólo al alimentarlo o vestirlo.
  • Llámalo por su nombre en un tono cariñoso.
  • Siempre premia el esfuerzo de tu bebé con una sonrisa, una caricia, una palabra de afecto.
  • Cuando converses con él, hazlo de frente para que pueda ver tu cara.
  • Colócalo frente a un espejo y di: “Aquí está (decir su nombre), este eres tú”.
  • Haz reír a tu bebé, celebra su risa y disfruta con toda la familia su alegría.

De 7 a 9 meses

  • Pon a tu bebé a gatas. Puedes ayudarlo a separar el abdomen del piso con una almohada o una toalla enrollada. Llama su atención para que se desplace en esa posición hacia ti.
  • Siéntalo en el suelo, muéstrale un juguete y trata de que vaya hacia ti gateando. Mientras está a gatas, muéstrale un juguete y trata de que lo coja, para que se apoye con una mano.
  • Proporciónale juguetes de diferentes tamaños para que los manipule libremente. Motívalo a pasar los objetos de una mano a otra. Lánzale una pelota grande y haz que la lance con sus manos.
  • Llámalo siempre por su nombre.
  • Convérsale utilizando frases completas e inclúyelo en las conversaciones de la familia, como si ya hablara. Enfatiza los tonos de pregunta, sorpresa o afirmación para que logre diferenciarlos.
  • Cántale canciones y cuéntale historias.
  • A la hora de comer, menciona los nombres de los alimentos, para que los vaya identificando.
  • Siéntate frente a tu bebé y coloca un juguete debajo de una manta y anímalo a encontrarlo levantando la manta.
  • Enséñale a decir adiós con la mano. Pídele que haga cosas sencillas como darte la sonaja, o la taza. Cuando te las dé, agradécele.

De 10 meses a 1 año

  • Enséñale a ponerse de pie. Primero ponlo de rodillas y permítele agarrarse de ti o de algún soporte. Después, ayúdalo a adelantar y apoyar un pie y luego el otro.
  • Ayúdalo a dar sus primeros pasos. Sujétale con las dos manos, luego con una sola y pídele que camine. Ponlo de pie y anímale a caminar. Pon un juguete a cierta distancia para que vaya hacia éste. Premia su esfuerzo.
  • Deja que tome una cucharita de plástico y muéstrale cómo llevársela a la boca. Felicítalo cuando logre introducir los alimentos en su boca.
  • Enséñale a meter y sacar objetos en un recipiente de boca ancha.
  • Dale hojas de papel para que las pueda romper y arrugar.
  • Dile a tu bebé palabras como “ten” y “dame” para que comprenda instrucciones sencillas.
  • Cuando lo vistas o lo bañes, enséñale los nombres de las partes del cuerpo.
  • Juega a hacer sonidos de animales conocidos y anímalo a imitarlos.
  • Háblale claramente. No modifiques las palabras ni uses diminutivos. Usa frases completas.
  • Ayúdalo a integrarse a actividades con otros niños.
  • Créale buenos hábitos como lavarse las manos o guardar sus juguetes en su lugar.

Estimulación infantil temprana: dinámicas para una crianza activa

De 1 año a 1 año y medio

  • Siéntalo en el piso y ofrécele un juguete para que se levante y lo tome.
  • Jueguen a agacharse y levantarse, diciendo: “ahora somos chiquitos, ahora somos grandotes”.
  • Amarra un carrito de plástico y enséñale a que lo jale caminando.
  • Coloca en el suelo varios juguetes y pídele que los recoja y los guarde. Si no lo logra, ayúdalo.
  • Enséñale a golpear con una cuchara de metal o madera sobre una cacerola, una lata o cualquier vasija que no se rompa y que no implique algún peligro.
  • Introduce objetos pequeños en un recipiente y sácalos. Anímalo a que haga lo mismo.
  • Apila tres o cuatro cubos o frascos cuadrados y anímalo a imitarte.
  • Sentados cómodamente, abre un libro para que pase las hojas. Léele historias y señala las figuras del libro.
  • Pídele que traiga, señale o busque diferentes objetos.
  • Toma su mano y colócala en alguna parte de su cuerpo mientras le dices: “esta es tu nariz”, y después pregunta: “¿dónde está tu nariz?”.
  • Enséñale canciones infantiles y motívalo a seguir el ritmo con el cuerpo.
  • Llámalo por su nombre y pídele que lo pronuncie.
  • Pídele que nombre, toque o señale objetos que le rodean.
  • Permite que coma solo, aunque tire algo de los alimentos o se ensucie.
  • Enséñale a decir “gracias”, “por favor”, “hola” y “adiós”.

De 1 año y medio a 2 años

  • Juega a que lo persigues para que corra.
  • Enséñale a patear una pelota.
  • Favorece las situaciones en las que se agache y se levante.
  • Inventa juegos para que salte, camine, corra o se pare de repente.
  • Pon música para bailar juntos.
  • Dale una hoja de papel y colores para que raye libremente.
  • Con cubos o cajas de diferentes tamaños, pídele que haga una torre.
  • Enséñale a ensartar aros en una cuerda.
  • Dale papel de reciclaje y enséñale a arrugarlo y hacerlo bolitas.
  • Ayúdalo a repetir los nombres de personas y cosas de la casa. Háblale utilizando frases de dos palabras como: “tus zapatos”, “mi vaso”.
  • Pídele que señale diferentes partes de su cuerpo.
  • Es importante que los familiares siempre lo llamen por su nombre.
  • Pregúntale constantemente si quiere ir al baño o siéntalo en la bacinica cuando pienses que lo necesita. No lo presiones a hacerlo y evita mantenerlo sentado más de cinco minutos. Conversen mientras está sentado.
  • Permite que te ayude a vestirse. Pídele que señale dónde se ponen las distintas prendas.

De 2 a 3 años

  • Ayúdalo a ponerse de pie estando agachado y sin usar las manos.
  • Jueguen a pararse de puntas o en un solo pie, primero con ayuda y luego sin ella.
  • Corran persiguiendo una pelota o a otros niños.
  • Anímalo a ejercitar sus brazos en distintas direcciones mientras baila.
  • Dibujen juntos libremente sobre un papel o en la tierra con un palo. Puedes enseñarle a hacer líneas o círculos. Enséñale a doblar una hoja de papel por la mitad.
  • Dale frutas que pueda pelar.
  • Jueguen a clasificar objetos por color, tamaño y forma.
  • Pídele que repita su nombre y apellido.
  • Busca un libro con ilustraciones y hazle preguntas acerca de ellas.
  • Muestra interés por lo que dice y responde todas sus preguntas.
  • Léele cotidianamente cuentos cortos y enséñale canciones infantiles.
  • Juega a repetir números y palabras.
  • Enséñale tareas sencillas como regar plantas, barrer, recoger sus juguetes y ponerlos en su lugar.
  • Ayúdalo a comprender lo que es suyo y lo que no le pertenece.
  • Pregúntale constantemente cómo se siente y enséñale a describir sus propios sentimientos (feliz, triste, enojado).

De 3 a 4 años

  • Párate frente a él y camina de puntas. Pídele que te imite.
  • Jueguen a lanzar y atrapar la pelota. Rebótala en el suelo e invítale a que la lance contra la pared y la atrape de regreso.
  • Anímalo a saltar con un solo pie, alternándolos y a que salte con ambos pies siguiendo un camino.
  • Dibujen juntos objetos o personas. Hazle preguntas (¿dónde van los ojos?, ¿cómo los dibujarías?). Anímalo a dibujar y a crear historias sobre sus dibujos.
  • Armen su propio libro de cuentos. Ayúdale a recortar y pegar imágenes de revistas o periódicos para que vaya armando sus historias.
  • Explícale para qué sirven los diferentes objetos (“la silla sirve para sentarnos”).
  • Inventa juegos para clasificar objetos por color, tamaño o figura.
  • Enséñale el nombre de diferentes formas (círculo, cuadrado, triángulo) y ayúdalo a identificarlos.
  • Lean juntos un libro de cuentos. Señala con el dedo lo que vas leyendo o las imágenes de las que estás hablando.
  • Pídele que colabore en algunas tareas simples del hogar (recoger trastes, guardar sus juguetes).
  • Enséñale a vestirse y desvestirse. Déjale escoger su ropa.

De 4 a 5 años

  • Inventa juegos para saltar en un pie, caminar o correr. Dibuja una raya larga y en zigzag en el suelo y pídele que camine sobre ella.
  • Pídele que camine sin zapatos, sobre las puntas de los pies y sobre los talones.
  • Continúa animándolo a dibujar, recortar imágenes y hacer historias para crear sus cuentos.
  • Pídele que vierta el agua de un vaso a otro sin derramarla.
  • Dale plastilina o barro para que amase y haga figuras.
  • Mezcla lentejas, frijoles y otras menestras crudas de varios tipos y pídele que las separe utilizando sus dedos índice y pulgar.
  • Incorpora los números a los juegos (contando los juguetes o las cosas que guarda).
  • Ayúdale a diferenciar entre izquierda y derecha.
  • Léele y estimúlalo para que elabore o te converse sus propios cuentos.
  • Enséñale adivinanzas sencillas.
  • Dile lo que te gusta de él y felicítalo cuando haga algo bien.
  • Enséñale a decir su nombre completo, su edad y el nombre de sus padres.
  • No lo amenaces con cosas que podrían aterrorizarlo.

Finalmente, la psicóloga recomienda que en cada periodo procures que la actitud hacia tu hijo sea siempre de respeto. Cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje, evita compararlo con otros y mantenlo en seguimiento médico para ver cómo va su desarrollo.

Acepta a tu hijo tal y como es, sin presionarlo.  Dile: “ tú puedes hacerlo”, “confío en ti”, “me importas”, “vales mucho”, “quiero estar contigo”. Estas son palabras muy valiosas que no basta con sentir, debes decírselas. Tu hijo necesita que se lo expreses continuamente con palabras, gestos y acciones. En base a eso, los niños construyen su realidad y miran el mundo que les rodea con alegría, seguridad, capacidad, ilusión, no solamente durante la niñez, sino por el resto de su vida.

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