La violencia digital es aquella agresión que se sufre a través de los medios digitales, siendo los adolescentes los más vulnerables por su permanente uso de Internet y redes sociales. La única diferencia de este tipo de violencia con otra es el medio. Sin embargo, no debes olvidar que también se trata de una agresión, cuyas consecuencias pueden ser dañinas a nivel psicológico.
Los datos en Internet se propagan con mucha rapidez, y una vez en el ciberespacio, la información ya no te pertenece solo a ti, sino también a quien tenga acceso a ella. Muchas veces estos datos, textos, imágenes o videos se podrán borrar, pero puede que ya haya caído en manos de otras personas. En pocos minutos, lo que se sube a Internet, ya sea en páginas web o en redes sociales, ha llegado a miles (o millones) de personas, quizá inescrupulosas y que tomarán lo que hayas publicado para perjudicarte (dañar tu imagen, extorsionarte, chantajearte, acosarte, etc.)
Violencia digital en el Perú
En el Perú, la violencia digital es un problema que aún no está suficientemente documentado y sancionado. El número de delitos que se cometen a través de Internet aumenta a una gran velocidad cada día, y con ello la violencia digital.
Según INEI, el 65% de la población de 12 a 18 años de edad está conectada y usa Internet para buscar información, comunicarse con sus amigos o divertirse. Si bien todos usamos este servicio, no siempre somos conscientes de la importancia de hacerlo de forma segura y sabiendo cuáles son los límites que nunca debemos traspasar, qué podemos y qué no debemos hacer.
Existe un gran desconocimiento sobre las redes sociales. Mucha gente se equivoca al pensar que Internet ofrece un anonimato que les permite decir o hacer lo que quieran. Pero, no es así. Para entender mejor sobre este tema, conversamos con Denisse Albornoz, directora de Investigación de Hiperderecho, una organización civil peruana que defiende los derechos y libertades de las personas que usan internet en el Perú.
En el Perú, ¿cuáles son las cifras de violencia digital?, ¿a quiénes afecta más? y ¿cuál es el porcentaje de adolescentes afectados?
La violencia digital es un problema que aún no está suficientemente documentado o sancionado en el Perú, pero que ya está entre los retos de educación y salud más urgentes. Son los adolescentes los grupos más vulnerables y afectados por este problema, al ser el segundo grupo que más usa Internet en Perú. Se encuentran vulnerables a diversos tipos de abusos, y en otros casos, usan la tecnología como una herramienta para ejercer violencia digital sobre sus pares.
¿Qué conductas son consideradas delitos en nuestro país?
En nuestro país, las conductas de violencia digital son consideradas delitos y cuando son cometidas hacia menores de edad implican una pena más agravada. La pornografía infantil está sancionada con entre 6 y 10 años de cárcel. Si el material pornográfico se difunde a través de la tecnología o genera difusión masiva, la pena aumenta a entre 10 y 15 años. Si un menor de edad está circulando la foto íntima de otro menor de edad, también estaría cometiendo este delito.
Otro delito es el de proposición con fines sexuales a niños y adolescentes a través de medios tecnológicos o grooming (engaño pederasta). La conducta que está penada es el contacto a través de Internet o cualquier medio análogo con un menor de 14 años para obtener de él material pornográfico o para proponerle llevar a cabo cualquier acto de connotación sexual. La pena en este delito es de entre 4 a 8 años. Si el menor tiene entre 14 y 18 años, solo será penada esta conducta si existe engaño, con entre 3 a 6 años de cárcel.
El acoso, el acoso sexual, el chantaje sexual y la difusión de imágenes, materiales audiovisuales o audios con contenido sexual sin consentimiento son delitos con penas de entre 1 a 4 años. Esta conducta es sancionada si se utiliza cualquier medio tecnológico, pero si la víctima es un menor de edad, la pena será de entre 4 a 7 años.
Sin embargo, aún existen desafíos como la posible falta de preparación de jueces, fiscales y policías para tomar estos casos. Estos factores hacen que el proceso para poder perseguir y sancionar estos delitos sean muy largos e incluso dejando el acto impune. En Hiperderecho creemos que es fundamental que las personas se acerquen a denunciar estos hechos. Solo así podremos lograr que el sistema de justicia entienda la urgencia de capacitar a sus operadores, y que a nivel cultural y social, las personas consideren a la violencia en línea una forma de violencia grave.
Tipos de violencia digital
Existen diversas formas de ejercer la violencia por medio de Internet. El ciberacoso, el ciberbullying, el grooming, el control a través de mensajes, el sexting y la porno venganza son los más comunes. En los últimos cinco años, se han reportado más de 700 casos de ciberbullying en la plataforma “Si Se Ve” del Ministerio de Educación, convirtiéndolo en el tipo de violencia más documentado y atendido en el Perú. Asimismo, según la División de Investigaciones de Delitos de Alta Tecnología (DIVINDAT), más del 60% de víctimas de grooming en el Perú tienen entre 12 y 15 años y son captadas por Facebook y WhatsApp. Ante cualquiera de estas situaciones, debemos estar alerta.
Algo que pueden empezar con un insulto o un comentario ofensivo, puede convertirse en acoso, en una amenaza o en una afrenta contra la vida de esa persona. Se debe tratar a todos los tipos de violencia con el mismo sentido de urgencia.
¿Cuáles son y cómo identificar los tipos de violencia digital a los que están expuestos los adolescentes?
El más común es el ciberbullying, cuando se busca ofender o perjudicar a alguien en Internet, dejando comentarios ofensivos o amenazadores en sus perfiles, suplantando su identidad o difundiendo imágenes humillantes o comprometedoras. En algunos casos, las imágenes que se difunden son imágenes íntimas de mujeres y se apoyan en prejuicios machistas para perjudicar su imagen en sus círculos más cercanos.
El acoso o el acoso sexual es otro tipo de violencia. La internet permite a quienes no tendrían acceso en espacios físicos, que puedan contactar a adolescentes y tener acceso a sus datos personales. Sin una educación adecuada sobre seguridad digital y riesgos en Internet, los adolescentes pueden recibir mensajes intimidantes o solicitudes sexuales de manera reiterada. En los casos más graves, se convierten en víctimas de grooming y otros tipos de explotación sexual.
¿Cómo entra la violencia digital en las relaciones amorosas de los adolescentes?
La tecnología también se usa para expresar amor, cariño o interés, por lo que es natural que los adolescentes exploren y mantengan relaciones sexoafectivas en espacios virtuales. Sin embargo, cuando las relaciones no son saludables, la tecnología se empieza a usar para controlar o dominar a la pareja, convirtiéndose en violencia psicológica o en violencia sexual.
Es común que se use la tecnología para acechar o vigilar a la pareja constantemente. Prácticas como pedir la contraseña o revisar su celular para levantar información sobre lo que hace, donde frecuenta y con quienes, es una expresión de posesividad y control sobre la identidad digital de la otra persona, vulnerando su privacidad y libertad de expresión. Esto cuando se exige el envío de fotos íntimas como una demostración de amor o cariño, sin consentimiento ni del registro o envío de este material como una demostración de amor. Podría convertirse en chantaje sexual o extorsión, donde la persona que almacenó las fotos íntimas amenaza con difundirlas a cambio de recibir algún beneficio. Este tipo de violencia digital afecta en mayor medida a las mujeres.
Los problemas de fondo de ambos casos, son las relaciones tóxicas, la desigualdad de género y el machismo: problemas sociales, no tecnológicos. Sin embargo, la tecnología juega un rol fundamental es exacerbarlos.
¿Cómo podemos fomentar relaciones saludables alrededor la tecnología?
Debemos cuestionarnos para qué la estamos usando y cómo nos hace sentir. Recomendamos una reflexión basada en cinco preguntas que se puede hacer a nivel individual o colectivo, junto a la familia o personas de confianza.
Abre tus redes sociales, revisa el contenido que publicas en ellas y pregúntate si estás actuando con libertad (¿publico esto porque yo quiero hacerlo o porque alguien más lo quiere ver?), privacidad: (¿quiénes pueden ver esto?, ¿quiero que lo vean? ¿por qué?), respeto (¿estoy vulnerando los derechos de alguien más con este contenido? ¿estoy perpetuando estereotipos discriminatorios?), seguridad, (¿me siento segura publicando esto? ¿afecta la seguridad de alguien más? ¿realmente conozco la configuración de privacidad de la plataforma en la que lo estoy publicando?), y empatía (¿a quién podría hacer daño con este contenido? ¿Cómo puedo proteger a los demás desde mi cuenta?)
Es importante recordarle al adolescentes que si en algún momento la tecnología les hace sentir incómodos, ansiosos o con miedo, es perfectamente válido tomar un descanso.
¿De qué forma puede ser utilizada la tecnología para vulnerar la sexualidad de los adolescentes?
La más conocida es la vulneración de la sexualidad de adolescentes por adultos (o viceversa), cuando estos usan la tecnología para ganarse la confianza de adolescentes y entablar una relación sexoafectiva con ellos.
También está el caso de que el agresor sea una ex pareja o un conocido que difunde imágenes íntimas sin consentimiento, pese a que el registro sí fue de mutuo acuerdo (intercambio de imágenes íntimas o sexting). El intercambio con consentimiento no es violencia, pero que el registro, almacenamiento o divulgación del material sin el consentimiento de quien aparece en ella sí lo es. El agresor y el que ejerce violencia es quien vulnera la intimidad, privacidad y seguridad de la otra persona, y castiga la libre expresión de su sexualidad. Además, quienes comparten estas fotos sin consentimiento, así no las hayan registrando, también están ejerciendo violencia.
Como consejo para los padres al abordar este problema con un adolescente, es no prohibir el sexting o la expresión de la sexualidad. Por el contrario, se deben abordar sus carencias afectivas, explicarles cómo vivir una sexualidad responsable en línea e informarlos sobre los posibles riesgos que existen.
La violencia digital y la dinámica de género
En 2018, la División de Investigaciones de Delitos Alta Tecnología registró 316 denuncias de niñas, niños y adolescentes víctimas de pornografía infantil, cuyas edades van desde los 4 hasta los 17 años de edad, donde más del 80% fueron mujeres. Si bien es fundamental informar tanto a hombres como mujeres sobre el alcance de la violencia digital, es urgente abordar el problema de manera diferenciada.
A nivel nacional, la desigualdad de género en Internet es una realidad. El año pasado, la encuesta de acoso virtual realizada por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables encontró que más del 80% de las víctimas que reportaron este tipo de violencias eran mujeres. En el estudio que hizo Hiperderecho sobre violencia de género digital se encontró que la violencia digital se hace para silenciar, excluir o intimidar a mujeres que usan Internet.
¿Cómo la violencia digital puede tener una dinámica de género?
A la edad adolescente, el género no es un factor diferenciador. Tanto hombres como mujeres adolescentes son vulnerables o están inclinados a violentar usando la tecnología. Sin embargo, algunos tipos de violencia digital, sobre todo los relacionados a la sexualidad y a la identidad, afectan mucho más a las mujeres.
¿Cómo se puede prevenir la violencia digital en menores?
El primer paso es abrir el diálogo en casa sobre los tipos de violencia digital que existen y el impacto que puede tener sobre la vida de los adolescentes (en víctimas y potenciales agresores). Gran parte de la vida social de los adolescentes ocurre en espacios digitales y el daño que ocasionan los insultos, amenazas o acoso sobre su salud mental es grave y real.
Se deben establecer mecanismos seguros y de confianza para monitorear la actividad en línea de los adolescentes, con el consentimiento de los menores. Asimismo, hay que estar atentos a las señales como cambios repentinos de humor cuando están en línea, comportamientos de ansiedad y aislamiento, o nervios alrededor del uso de la tecnología. Puede que sean víctimas.
Hay que reforzar hábitos de seguridad digital en casa que aseguren su seguridad y la privacidad de su información: cambiar las contraseñas cada cierto tiempo, comprobar que información que publicamos sea visible solo para quienes queremos que la vea y eliminar información que creemos que puede ser utilizada para hacernos daño.
Finalmente, se debe crear un plan de acción ante posibles casos de violencia digital de manera preventiva: bloquear a los agresores, pedir la baja del contenido ofensivo en las aplicaciones que están usando o denunciarlos en sus centros educativos o ante la policía. También se debe discutir sobre qué hacer cuando sean testigos de violencia y cómo ayudarían a mitigarla.
¿Cómo proteger al adolescente una vez que ha sido violentado digitalmente?
Ante todo, el adolescente debe saber que no es su culpa. Es muy común que las adolescentes oculten casos de violencia por miedo a la reacción de sus padres. Es importantísimo no juzgar y evitar culparlos. Por el contrario, recomendamos mostrar empatía y ayuda psicológica y protección física.
También recomendamos apoyar al adolescente en la recolección de pruebas: información sobre el contexto (capturas de pantalla de conversaciones con nombres, fecha y hora), sobre quién es el agresor y el tipo de violencia, e identificar si existen otros espacios donde el adolescente puede estar en peligro.
¿Cómo puede un adolescente denunciar un caso de violencia digital?
El proceso de denuncia depende del contexto donde se presente la violencia. Si se presenta entre pares, es pertinente contactar al centro educativo para que se castigue al agresor. En casos más graves, se debe presentar una denuncia frente a la policía. Por ejemplo, el acoso, acoso sexual, chantaje sexual o pornografía infantil son delitos de persecución pública y la policía puede brindar protección inmediata. En todos los casos se debe animar al adolescente a que hable con sus docentes y padres.
¿Cómo puede un padre abordar este tema con sus hijos?
Como un primer paso, les recomendamos a los padres familiarizarse con la tecnología e informarse sobre los derechos que todos tenemos en espacios digitales y sobre estrategias de seguridad digital. También recomendamos mostrar interés sobre qué aplicaciones y páginas están frecuentando sus hijos con la intención de conocerlos mejor, generar confianza y crear una mayor familiaridad sobre la tecnología en el hogar.
Los padres tienen la responsabilidad de educar a los adolescentes sobre cómo fomentar relaciones saludables y responsables con la tecnología que rechacen la violencia digital. Esta conversación será útil para adolescentes que están en riesgo de ser victimas o agresores.
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