Los accidentes menores pueden ocurrir en cualquier momento. Y los más pequeños de las casa son los más propensos a sufrirlos. Estas situaciones obligan a los padres a actuar rápidamente aplicando primeros auxilios. Sin embargo, muchas veces podrían estar tratando de solucionar el problema empleando los métodos equivocados.
Es muy importante que los padres tengan conocimientos básicos de primeros auxilios para no cometer errores a la hora de curar una herida, afrontar un atragantamiento o remediar los efectos de un golpe de calor. En esta nota te explicamos qué hacer y qué no hacer.
8 errores que solemos cometer frente a los accidentes más frecuentes
1. No apliques alcohol en las heridas.
En caso de accidente, golpe fuerte o herida profunda, no debes mover a la víctima. El pequeño puede haber sufrido una fractura, luxación o incluso una lesión medular. En estos casos, debes llamar a emergencias y esperar a que la ayuda llegue para atender al niño.
Con respecto a las heridas pequeñas o superficiales, nunca debes aplicar alcohol como desinfectante. Al niño le va a arder la herida y esto no quiere decir que se esté curando. La sensación nace de los bordes de las heridas, que están quemándose. El mejor desinfectante que puedes aplicar en la piel de tu hijo en estos casos es la cristalmina, un antiséptico de uso cutáneo cuyo principio activo es el digluconato de clorhexidina.
2. Ante un atragantamiento, no des palmadas.
Dar golpes en la espalda o poner de lado a una persona que se está atragantando es un grave error. En vez de expulsarlo, puede que el trozo de comida u objeto pequeño con el que el niño se está ahogando se traslade hacia la vía aérea. Lo que debes hacer es esperar unos segundos y observar si la víctima puede toser, ya que la mayoría de las casos se resuelven gracias al reflejo de la tos.
Si la obstrucción es tal que el niño no puede toser, es necesario mantener la calma y aplicar la maniobra de Heimlich. Si no sabes cómo hacerla, llama a emergencias para que te den instrucciones mientras llega la ayuda.
3. No acudas a los remedios caseros para las quemaduras.
Cualquiera que sea el método casero que te recomendaron hacer ante una quemadura no lo hagas. No es recomendable. Lo correcto es sumergir la zona afectada en agua fría durante 15 o 20 minutos. De esta manera, alivias el dolor y reduces la inflamación.
Si salen ampollas, nunca debes reventarlas. Protege la herida con gasas humedecidas y un vendaje que no sea ajustado. Si la quemadura es leve, no aparecen ampollas y no afecta zonas sensibles como la cara, el cuello o los genitales, puedes tratarla con una crema específica. Si la quemadura es grave y afecta las palmas de las manos, zonas sensibles o produce dificultad respiratoria, acude a emergencias. Si la víctima es un niño menor de 1 año también debes acudir a un centro de salud.
4. Cómo reconocer (y tratar) un golpe de calor.
Los errores que se suele cometer son: tomar bebidas heladas, ducharse con agua fría, ponerse frente al ventilador en máxima potencia o prender el aire acondicionado. Esto no se debe hacer. Lo correcto es llevar al niño afectado bajo la sombra, quitarle la ropa y colocarle compresas frías debajo de las axilas, en la frente, en la nuca y en las ingles. Si el pequeño está consciente y es capaz de beber, ayuda que tome pequeños sorbos de agua.
5. No apliques métodos caseros para las picaduras de insectos.
Lo que debes hacer ante la picadura de un mosquito es limpiar la zona con agua y jabón y aplicar agua fría o hielo con un paño (el hielo no debe tocar la piel directamente). El frío reduce la inflamación y el picor. Luego, puedes aplicar algún producto indicado para picaduras y estar atento por si se produce una reacción en la zona afectada. Algunas picaduras pueden provocar urticaria, lo que puede indicar que la persona es alérgica.
6. Si hay hemorragia nasal, no tires la cabeza hacia atrás.
Esto es muy común pero es lo peor que puedes hacer. Puedes correr el riesgo de inhalar sangre y obstruir las vías respiratorias. Para parar el flujo de sangre debes comprimir la zona y, si es la nariz, no llevar la cabeza hacia atrás, sino hacia adelante. Luego, tapa el orificio que sangra con un algodón y un poco de agua oxigenada, dejando un pedazo del algodón a la vista para que sea fácil extraerlo (cuando pasen entre 5 y 10 minutos).
7. Los cortes de digestión no existen, pero fastidian.
Seguro has escuchado la expresión “no entres al agua después de comer” o “espera dos horas antes de entrar al agua”. Si bien no existe el llamado “corte de digestión”, el proceso al que se refiere es real. Estos suceden cuando se da un cambio brusco de temperatura que hace que la sangre se mueva bruscamente hacia el interior del organismo, para mantenerlo caliente.
Cuando esto sucede, puede haber un pequeño vómito o incluso un mareo por la disminución del fluido que le llega al cerebro. Si esto te pasa mientras estás en el agua, tu corazón puede pararse y te puedes ahogar, aunque es muy poco frecuente. La digestión es un proceso que produce calor, por eso muchas veces has escuchado que debes esperar dos horas antes de meterte a la piscina (de agua fría).
8. No tomes a la ligera una intoxicación alimentaria.
Tomar medicamentos antidiarreicos o provocar el vómito es un error, a menos que un profesional de la salud te lo haya indicado. En cualquier caso, no debes tomar a la ligera una intoxicación por alimentos, ya que puede tratarse de una salmonelosis. Tomar pequeños sorbos de bebidas rehidratantes para prevenir la deshidratación y buscar atención médica es todo lo que debes hacer.
Recuerda que debes darle a los niños alimentos adecuados a su edad y evitar las distracciones durante las comidas. Al estar en exteriores, ponle repelente para insectos (si es necesario), bloqueador, protégelo con gorros, hidrátalo y procura que las salidas no sean en las horas centrales del día (de 11 a.m. a 4 p.m.). Finalmente, ten en cuenta que los alimentos deben estar perfectamente refrigerados para evitar que proliferen bacterias. Si bien los accidentes son fortuitos, siempre se pueden prevenir.
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