Los niños suelen ser los más propensos a sufrir lesiones o enfermedades, sobre todo durante los primeros años de vida. Su curiosidad y ganas de experimentar, junto con su dificultad para actuar frente al peligro, los pone en mayor riesgo de sufrir accidentes. Para saber qué hacer ante una emergencia infantil, pediatras del Hospital Niño Jesús (Madrid), uno de los centros con más prestigio y número de enfermos pediátricos en España, han elaborado una guía práctica de primeros auxilios para padres.
Primeros auxilios en niños: ¿Cómo actuar frente a una emergencia?
Saber qué hacer, qué no hacer y conocer las pautas y procedimientos a llevar a cabo ante un accidente o enfermedad repentina es determinante en estas circunstancias. Mantener la calma y actuar rápidamente condiciona enormemente la evolución del niño y puede salvarle la vida.
1. Fiebre, tos, vómitos, diarreas.
Estos son los motivos más comunes por lo que los padres acuden con sus hijos a urgencias. Si bien son situaciones que causan preocupación, normalmente son síntomas que suelen remitir de forma espontánea. Por ejemplo, cuando se trata de la fiebre, los padres hacen de todo para que baje la temperatura de su pequeño. Lo que no saben es que la fiebre no es peligrosa y es muy improbable que pueda llegar a dañar el cerebro. Sin embargo, si los síntomas son persistentes o empeoran, es necesario acudir al médico (sobre todo si el niño es menor de tres años).
2. Convulsiones y desmayos.
Estos son episodios que asustan mucho a los padres, pero siempre hay que mantener la calma. Las convulsiones febriles y desmayos son muy frecuentes en los primeros años de vida y no tienen por qué tener importancia. Sin embargo, si la convulsión no cede espontáneamente y sobrepasa los dos minutos y, en el caso de un desmayo, si el niño tarda más de un minuto en recuperar la conciencia, tiene dolor en el pecho o tiene dificultades para respirar, debes acudir a un centro de salud rápidamente.
3. Intoxicación y envenenamiento.
En estos casos, ya sea que el niño ha ingerido o inhalado una sustancia tóxica (medicamentos o lejía, por ejemplo), lo que no debes hacer nunca es intentar provocarle el vómito. Solo retira la sustancia en caso de que sea sólida. De todas formas, es mejor llamar a emergencias o acudir al centro de salud más cercano.
4. Quemaduras.
Las quemaduras se pueden dar por el contacto con una plancha encendida, el contacto con lejía o un niño expuesto al sol sin protección. En estos casos, enfría la zona afectada con agua durante 15 o 20 minutos (nunca con hielo directamente). Por ningún motivo revientes las ampollas (si existieran).
5. Traumatismos.
La cabeza, las extremidades, la boca y dientes, el pecho y el abdomen son las zonas en las que más golpes y lesiones se producen, sobre todo cuando los pequeños están jugando. Las caídas son parte del aprendizaje. Si bien los daños pueden ser leves, también hay casos en que la lesión es grave. Por ello, debes prestar más atención a los golpes en la cabeza, ya que pueden provocar severas lesiones cerebrales.
La prevención en estos casos es importante. Debes proteger los accesos a las escaleras, ya sea con puertas o rejillas; ponerle casco a tu pequeño si sale a montar bicicleta y usar la silla adecuada para el auto.
6. Asfixia (atragantamientos o ahogamientos).
Los bebés suelen llevarse todo a la boca. Es su forma ir experimentando el mundo que los rodea. Objetos pequeños como caramelos, juguetes y monedas son los más comunes con los que los niños se atragantan.
Cuando un niño se atraganta, lo primero que debes hacer es decirle que tosa. Si la obstrucción es grave, debes llamar inmediatamente a emergencias y, mientras llegue la ayuda, realiza maniobras de desobstrucción de las vías respiratorias (maniobra de Heimlich), siempre teniendo en cuenta si el niño es menor o mayor de un año (ya que la técnica varía levemente).
Si el niño se está ahogando, ya sea en una piscina o en el mar, debes sacarlo del agua. Luego, es vital que sepas cómo realizar maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP), mediante respiraciones de rescate (boca a boca) y comprensiones torácicas (masaje cardíaco).
7. Heridas (cortes, rasguños y rozaduras).
En caso salga mucha sangre de la herida, la prioridad será detener la hemorragia presionando directamente sobre la herida con gasas o un paño limpio (previamente nos lavaremos bien las manos para evitar riesgo de infección).
Si el sangrado no para y la gasa está empapada, aplica otra gasa encima de la anterior (nunca retirarla) y continúa presionando. Si aún no deja de sangrar, la herida es muy larga o profunda o da signos de infección, debes acudir al médico.
8. Manchas y sarpullidos.
Para comprobar que las manchas o sarpullidos no están asociadas a infecciones graves u otros trastornos, estira la piel o pon un vaso trasparente encima de ellas. En caso de que no desaparezcan, debes acudir inmediatamente a emergencias.
9. Reacción alérgica.
Las reacciones alérgicas pueden darse por la ingesta de alimentos o medicinas, las picaduras de insectos, los pólenes y otras sustancias. Si la reacción es leve, basta con administrar un antihistamínico vía oral. En caso de anafilaxia o reacción alérgica grave, acude rápidamente a emergencias. Si tienes de un autoinyector de adrenalina debes administrárselo al niño.
10. Picaduras.
Las picaduras pueden ser de abejas, avispas, medusas, etc. En cualquier caso, lo mejor es limpiar la herida con agua y jabón. Aplica agua o hielo. Nunca debes usar remedios caseros. Mejor es que llames a un especialista.
Las picaduras de medusas son comunes en los niños que disfrutan de pasar tiempo en la orilla del mar. Ante esta situación, debes retirar los restos de los tentáculos con una toalla y enjuagar la zona con agua de mar, nunca con agua dulce. Luego del incidente, estate atento si el niño presenta síntomas de una reacción alérgica grave. Si es así, debes llevarlo inmediatamente a un centro de salud.
Si bien la mayoría de accidentes se producen por causa fortuita, los padres deben estar al tanto de las medidas preventivas que deben tomar: ponerles el casco cuando vayan en bicicleta, mantener medicinas y productos tóxicos alejados, ponerle flotadores cuando entren al agua, etc.
La prevención es tan importante como saber de primeros auxilios. Lamentablemente, la falta de conocimiento en este tema nos impide saber cómo actuar frente a situaciones de riesgo o, peor aún, nos precipita a hacer algo que las empeora. Lo mejor es estar siempre informado y preparado.
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