Muchos padres se han preocupado cuando, en alguna ocasión, sus hijos no quieren comer o comen menos de lo que acostumbran. Esto es totalmente normal. Los bebés comen en relación a su tamaño, mucho más que los adultos. Pero, conforme van creciendo, empiezan a comer menos, y está bien. De todas formas, hay ciertas cosas que los padres podemos hacer cuando nuestros hijos no tengan apetito.
Mi hijo no quiere comer: Esto es lo que debes hacer cuando un niño no tiene apetito
Como ya mencionamos, conforme van creciendo, los niños comen menos. Esto se debe a que, alrededor del primer año de vida, se da una disminución de la velocidad de crecimiento. Algunos niños dejan de comer a los nueve meses, mientras que otros esperan hasta el año y medio o los dos años.
Durante el primer año, los bebés engordan y crecen más rápidamente que en otra etapa de su vida. en cambio, durante el segundo año, el crecimiento es mucho más lento: unos 9 cm de alto y un par de kilos. Según los expertos, los niños de año y medio comen solo un poquito más que los de nueve meses. Los padres que no saben este detalle, piensan que a los dos años su pequeño debería comer el doble que cuando tenían un año, y esto no es así. Así que, si tu hijo se encuentra en estas edades, ya sabes que es normal que alrededor del año y medio coma menos.
Ahora, los niños empiezan a comer más hacia los cinco o siete años, que es cuando aumentan su tamaño corporal. Sin embargo, debemos tener en cuenta que la cantidad de comida que cada persona necesita es muy variable. Por ello, algunos niños comen mucho más o mucho menos que otros de la misma edad y tamaño.
Sabiendo esto, es importante que los padres respetemos la decisión de nuestros hijos cuando no quieren comer más y ya se sienten satisfechos. Cada cuerpo es sabio y los niños deben saber escuchar el suyo y nosotros respetarlo. De esta manera, evitamos que nuestros pequeños desarrollen algún tipo de trastorno alimenticio o “miedo” a la hora de comer.
Consejos para lograr que el niño tenga una buena conducta alimenticia
Como padres, es nuestro deber educar a nuestros hijos con hábitos alimenticios saludables. Esto va desde lo que comen hasta la forma en que lo hacen. A continuación, te dejamos algunos consejos que te serán muy útiles.
Crean un ambiente agradable para la hora de comer
La hora de la comida debe ser agradable y tranquila. Evitemos que la comida se vuelva algo negativo para el pequeño. Por ejemplo, si no quiere terminar el plato que le hemos servido, no lo castiguemos ni gritemos por ello. Mejor, animémoslo a comer un poco más o la parte que más le gusta, o solo las verduras. Pero, si definitivamente no quiere seguir comiendo, dejémoslo ahí y todo bien.
Ofrécele sólo lo que necesita
Debemos servirle las cantidades adecuadas para su edad. Obviamente, un niño no come tanto como un adulto. Dejemos que los niños decidan cuánta es la cantidad de comida que necesitan para sentirse satisfechos.
Juega con las cantidades
Sírvele la cantidad de comida que necesita en función de su edad en el plato más grande. Así, el pequeño percibirá que hay poca cantidad de comida dentro de su plato.
Fomenta su autonomía
Puedes motivarlo a poner la mesa, dejar que él mismo se sirva y que decida cuánta cantidad. Motívalo a que tenga autonomía sobre sus gustos alimenticios.
Coman en familia
Siempre que sea posible, siéntense a comer todos en la mesa. De esta forma, se acostumbrará a los hábitos alimenticios de los adultos, asimilando la conducta y los modelos de la familia.
Fomenta la alimentación equilibrada
A la hora de darle a escoger su comida, dale opciones saludables y balanceadas. Lo ideal es que el niño pruebe una variada cantidad de alimentos saludables para ir acostumbrando su paladar a distintos sabores.
Procuren respetar los horarios y lugares
Debemos dejar en claro a nuestros pequeños que la comida se sirve a determinada hora y se come en determinado lugar.
Recordemos que los niños deben comer por necesidad y no por obligación. Cada niño es único en su forma de ser y en sus necesidades alimenticias. No debemos obligarlos a comer, ya que esto puede traer consecuencias como: comer más de lo que necesitan, comer por complacer a los demás (para que lo aprueben), que sientan que no se respetan sus gustos y decisiones, comer sin ganas o ver la hora de comer como algo negativo, etc. Obligarlo reprime su autonomía y creerá que es normal que los demás tomen decisiones por ellos sobre su cuerpo y sobre sus necesidades.
La conducta alimenticia influye en el desarrollo físico y emocional de los niños, por lo que necesitan una guía desde que son pequeños y nadie mejor que la madre o el padre para hacerlo. Si tu hijo no quiere comer, sigue estas recomendaciones para que su experiencia con la comida sea lo más positiva posible. De todas formas, si crees que hay algo que podría estar pasando para que tu hijo no tenga apetito, acudan a su pediatra para un chequeo.
Fuente:
Comentarios