El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), como su nombre lo define, está caracterizado por la dificultad para prestar atención, la hiperactividad y la impulsividad. En niños, este trastorno crónico, que afecta a millones de pequeños, puede ocasionar baja autoestima, problemas en las relaciones y dificultades en el colegio. Esto puede ser un reto para los padres y profesores, por lo que deben estar bien informados y contar con las herramientas necesarias para ayudarlos a desarrollarse de la mejor manera. En este artículo, te dejamos 10 consejos muy sencillos para padres de niños con TDAH.
Qué es el TDAH
Las características propias del TDAH, que incluyen falta de atención, hiperactividad e impulsividad, provocan problemas de aprendizaje y de conducta que se extienden a todas las áreas de la vida del niño. Además, diversos estudios muestran que estos pequeños son más propensos a desarrollar ansiedad y depresión.
El impacto del trastorno afecta, en mayor o menor medida, a todos los ámbitos en los cuales el niño se desempeña. Por ello, es sumamente importante que los adultos hagamos que el ambiente en el que vive y se desarrolla el pequeño sea propicio para limitar los efectos del trastorno en su día a día.
10 consejos muy sencillos para padres de niños con TDAH
Teniendo en cuenta las características que presentan los niños con TDAH, te dejamos una serie de recomendaciones que te servirán tanto si eres padre o madre de un pequeño con esta condición o si eres cuidador o profesor de niños que la padecen.
1. Dale estructura al día a día
Un ambiente relativamente estructurado contribuirá a que un niño con TDAH encuentre una organización para las actividades que deba realizar (lavarse los dientes, desayunar, hacer sus deberes, bañarse, etc.). Por el contrario, un ambiente desestructurado, donde las mismas actividades pueden darse en cualquier momento del día sin un horario específico, alterándose el orden previsto, puede ocasionar confusión en el pequeño. En estos casos, las rutinas diarias serán de mucha ayuda.
2. Optimiza la manera en la que das indicaciones
La poca obediencia a las normas e indicaciones en niños con TDAH es frecuente. Una forma de aumentar las probabilidades de que el pequeño haga caso es hacer lo siguiente:
- No dar más de una orden a la vez. Mejor es esperar a que el niño termine una tarea para indicarle otra actividad.
- Segmentar demandas generales. Por ejemplo, en vez de decir: “Ordena tu habitación”, puedes decirle: “Guarda tus juguetes”, “haz la cama” y “coloca los papeles en el tacho”.
- No dar indicaciones que puedan ser ambiguas. Decir "pórtate bien” puede significar cosas muy distintas para cada niño o adulto. En cambio, decir: “habla bajo, no es necesario gritar”, “mantente lejos de la piscina” o “deja las cosas en donde las encuentras” son instrucciones más concretas y fáciles de cumplir.
- Pedirle al niño que repita la indicación que le has dado. Esta es una forma de corroborar que haya entendido lo que se espera de él.
- Evitar abusar del “no” como recurso. Siempre es preferible dar indicaciones en positivo que en negativo. Frases como “no hagas esto” o “no grites” pueden sonar muy repetitivas y restrictivas. Por ejemplo, en vez de decir “no grites”, puedes decir “habla bajo”, o reemplazar el “no corras” por el “camina despacio” o “me gustaría que te quedes unos minutos sentado aquí”.
3. Descubre qué habilidades tiene el niño y foméntalas
Estimular las habilidades naturales que pueda tener el niño incrementará su autoestima y sentimientos de eficacia. En el caso de que el pequeño no reconozca las actividades que le gustan y en las cuales es bueno, puedes acompañarlo en su descubrimiento. Anímalo a experimentar y a encontrar algo que le guste hacer y para lo que es hábil.
4. Cuando apliques premios y castigos, que sean inmediatos a los comportamientos elegidos
Es muy frecuente que los padres intenten modificar la forma en que sus hijos se comportan aplicando consecuencias temporales: castigos y premios. Para que esto sea efectivo, se deben aplicar en el momento del comportamiento. Por ejemplo, en lugar de decir “si este año apruebas todos los cursos, iremos al parque de diversiones”, mejor dale una pequeña recompensa por cada examen aprobado. Por último, sí puede utilizarse el premio mayor (el parque de diversiones), en caso de cumplir todos los objetivos propuestos.
De esta forma, el niño tendrá acceso más inmediato y constante a reforzadores, lo que mantendrá su motivación alta por períodos mayores de tiempo. En caso de fallar y no llegar a cumplir el objetivo mayor, no tendrá el sentimiento de que nada ha valido la pena, ya que a lo largo del año obtuvo numerosos beneficios por sus esfuerzos.
Eso sí, los objetivos que se propongan deben ser alcanzables por el pequeño. No deben ponerse metas muy exigentes o que ejerzan mucha presión sobre el niño. Esto puede generar frustración y ser contraproducente.
5. Concéntrate en los aprendizajes, no en las calificaciones
Las notas pueden ser indicadores del desempeño de un niño en sus cursos, pero no determina qué tanto aprenden. No le des mucha importancia a las calificaciones. Mejor, concéntrate en los aprendizajes que está adquiriendo y sus logros, aunque sean pequeños. Los niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad pueden sentir mucha presión por obtener de buenas notas. Esto puede hacer que se frustre, que no obtenga los resultados esperados y que tampoco aprenda.
6. Evita criticar al niño
Todos los adultos deben saber que criticar al niño no hará que sea mejor. Por el contrario, calificarlo de vago, caprichoso, malo, etc., afectará su autoestima y su comportamiento. Por ejemplo, en lugar de decir que es un vago porque no levantó sus juguetes del piso, es mejor volverle a dar la indicación, omitiendo todo tipo de críticas.
En todo caso, haz los comentarios u observaciones con respecto a las conductas y no sobre el niño o niña. Por ejemplo, en lugar de decirle “no seas tosco”, puedes decirle “esa no es forma de jugar, hazlo despacio”. Toda observación debe venir desde el amor y con cariño, no desde la crítica y el juicio.
7. Planifica potenciales situaciones conflictivas
Aquí la clave es anticiparte. Si ya sabes que hay ciertos momentos que suelen producir siempre malos comportamientos por parte del pequeño, la anticipación de las situaciones, así como de lo que se espera por parte suya, incrementa las posibilidades de evitar estos malos momentos.
Entonces, para evitar corretearlo por el supermercado, por ejemplo, antes de salir de casa dale las indicaciones y explícale lo que se espera de su conducta. Dile de manera concreta y clara: “Vamos a ir al supermercado a hacer las compras. Necesito que estés siempre a mi lado”. La idea es que le digas qué conductas puntuales esperas de él.
8. No intentes abordar todos los problemas al mismo tiempo
No es posible afrontar o manejar todas la problemáticas al mismo tiempo, por lo que debes priorizar. Darle demasiadas órdenes o indicaciones a un niño puede ser insostenible y, para un pequeño con TDAH, lo es más. Por ejemplo, si le dices al pequeño que se quede quieto, callado, que no diga malas palabras, que preste atención a lo que dice el resto todo el tiempo y que mantenga determinada postura corporal, será imposible de sostener.
Siempre habrá que estar atento a todos los problemas que presente un niño en cada situación determinada y, frente a los mismos, establecer cuáles son prioritarios para atender y cuáles no. Eso sí, para elegir el problema a resolver, debes ver la gravedad (para el niño o terceros) que presente.
9. Busca un profesional que les ofrezca un diagnóstico claro y en el que confíen
Es importante que el médico de cabecera o el profesional que atiende a tu pequeño se comunique claramente y te de diagnósticos específicos. Asimismo, el especialista debe proveer el asesoramiento y psicoeducación necesaria para un tratamiento eficaz.
Un buen terapeuta debe trabajar con el niño, pero involucrando a los padres y profesores o cuidadores del pequeño, ya que este se desenvuelve no solo en casa, sino en otros lugares y ambientes. Si solo se trabaja con el niño, dejando de lado a los adultos, disminuye la eficacia terapéutica y se pone un gran peso sobre el pequeño. No se le debe dejar al niño la labor de ser el único responsable de que su comportamiento cambie.
10. Tómate tiempo aparte
Tener un hijo con TDAH genera estrés e impacta sobre la familia. Es importante que los padres se tomen el tiempo para realizar actividades placenteras, para recuperar fuerzas y continuar con sus labores.
Estas recomendaciones no deben tomarse como regla absoluta, pueden adaptarse a los contextos en todo tipo de situaciones y familias. Tampoco son los únicos puntos a tener en cuenta a la hora de educar a un niño con TDAH. Sin embargo, son pautas generales de crianza que pueden ser de gran utilidad en estos casos.
Estos 10 consejos muy sencillos para padres de niños con TDAH son muy útiles e impactan de manera beneficiosa en la vida de los pequeños y de sus madres y padres. Aplicados con paciencia y de manera consistente, puedes ayudar a disminuir conductas desorganizadas e impulsivas en los niños, propiciando el equilibrio familiar.
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