¿Tu pequeño ha empezado a preguntar de todo? ¿Pregunta qué son las cosas y por qué son así? Puede que estas ráfagas de preguntas lleguen a ser molestas en ocasiones, pero la gran curiosidad de los niños es normal, sobre todo, alrededor de los 3 años de edad, que es cuando empiezan a cuestionar todo.
Responder todas las preguntas de los niños es muy importante, no solo para que ellos adquieran información, sino para que su pensamiento crítico se desarrolle. ¿Cómo podemos responder a todas sus preguntas y por qué es tan necesario? Te lo contamos en esta nota.
Por estas razones debes responder todas las preguntas de tus hijos
La principal razón de estas interminables preguntas es muy sencilla de comprender: los niños quieren conocer el mundo en el que viven. Ellos obtienen respuestas con la experiencia, pero las respuestas que reciben de las personas de su entorno les dan más seguridad, ya que ellos consideran que nosotros lo sabemos todo.
Que nuestros hijos nos hagan preguntas es bastante positivo y beneficioso. De hecho, los estudios afirman que los niños que se cuestionan todo están motivados para aprender y tienen mayores posibilidades de ser exitosos en las actividades que realicen en el futuro.
Algunos de los beneficios de responder a todas sus preguntas son:
- Dialogan y se relacionan con nosotros
- Adquieren información y conocimientos, aprenden
- Entienden mejor el mundo que les rodea
- Se sienten escuchados y valorados (aumenta su autoestima)
- Adquieren nuevos conceptos y vocabulario
- Fortalecen su confianza
- Refuerzan su curiosidad innata
- Desarrollan su pensamiento crítico
- Es la oportunidad para hablar de temas difíciles
En algunas ocasiones, los niños preguntan algo repetidas veces porque quieren dejar de sentir miedo a algo. Les da seguridad escuchar la respuesta, y nosotros debemos darles esa tranquilidad.
Cómo responder a todas las preguntas que hacen los niños
Aunque estemos exhaustos de responder miles de preguntas todos los días, debemos hacerlo. Las siguientes pautas pueden ayudarte:
Contesta de manera natural
No hace falta que emplees tecnicismos ni recurras a teorías complicadas. Mientras más simple, mejor. Adapta tu lenguaje al de tu pequeño para que te entienda y no se generen más dudas. Lo que sí hay que evitar es usar palabras inventadas por nosotros o diminutivos que no son correctos. Mejor es usar palabras reales, pero simples.
No minimices su duda
Muchas preguntas pueden darnos hasta risa, pero no debemos ridiculizarlos ni minimizar la situación. Todas las preguntas deben tomarse con seriedad. No hay pregunta tonta, ya que los niños están descubriendo todo, todo eso que los adultos en su momento estaban descubriendo y también les generaba dudas.
Ten disponibilidad de responder siempre, pero sin caer en el bucle
Si no tenemos tiempo para responder todas las preguntas que están surgiendo en la conversación con nuestro pequeño, hay que decirle con respeto y amabilidad que en otro momento continuarán. De esta manera, no estamos inhibiendo su curiosidad, sino que le damos entender que es algo positivo, pero que ahora, por las circunstancias, tenemos que parar un momento.
Hablemos de todos los temas
Algunos temas pueden parecernos inadecuados para hablar con los niños pequeños, pero si nos lo preguntan, desviar la atención a otra cosa o evitar responder hará que el pequeño lo perciba como algo negativo o “malo” y secreto. No hay que evitar el tema, hay que elegir bien qué información le damos y cómo se la damos.
Por ejemplo, la sexualidad o la muerte son temas que suelen ser incómodos, pero es absolutamente necesario que se hablen si nuestros hijos preguntan. De esta forma, lo normalizamos y además nos aseguramos de que la información que reciben es adecuada. Si nosotros no respondemos a sus dudas, los niños recurrirán a otras fuentes para resolverlas o, incluso, rellenarán con su imaginación aquellos datos que no conocen.
Responde aunque parezca que no les importa la respuesta
Los niños hacen muchas preguntas no para obtener atención, como podría pensarse, sino por pura curiosidad intelectual. Están en pleno desarrollo y esta es una vía para aprender del mundo. En ocasiones, sí pueden hacerlo para llamar nuestra atención, pero de todas formas (en el fondo) son sus ganas de conocerlo todo.
Contesta a su pregunta con otra pregunta
Estas es una excelente forma de motivar a que piensen por sí mismos. Si nos preguntan para qué sirve tal objeto, podemos responderles preguntándoles: "¿Para qué crees tú que sirve?" Así, tu pequeño sentirá que sabe cosas y que apreciamos sus conocimientos y su opinión, y eso es muy positivo para su autoestima.
Si no sabes qué contestar, investiguen
Hay veces en las que los niños nos hacen preguntas que no sabemos responder o cuyos temas no tenemos conocimiento. Si no sabes la respuesta no pasa nada, dile la verdad, reconócelo sin darle importancia y anímalo a que busque contigo la respuesta. Es muy válido buscar en Internet de alguna fuente confiable. De esta manera le estamos transmitiendo que no es malo no saber algo, que hasta los adultos desconocemos cosas, pero que lo importante es buscar respuestas y aprender.
La etapa de las preguntas puede ser agotadora, pero aunque haya días en los que nos dejen sin respuesta, es nuestra responsabilidad como padres responder a sus dudas. Evitemos mostrar molestia cuando nos hacen preguntas. Recuerda que su curiosidad es algo positivo y que están en proceso de aprendizaje.
Fuente:
www.serpadres.es
www.bebesymas.com
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