Las ojeras son manchas o surcos que se forman debajo de los ojos y que tienen una coloración oscura, rojiza, azulada, marrón o, incluso, amoratada. Puede que la zona esté hinchada (como una bolsa) y puede ser un rasgo facial propio de la persona, ya que puede haber una causa genética. Sin embargo, también pueden haber otros motivos. A continuación, te contamos cuáles son las causas y cómo tratarlas.
Ojeras en niños: ¿cuáles son las causas y cómo tratarlas?
¿Has notado que tu hijo tiene ojeras? Si es así, seguro te preguntarás a qué se debe. ¿Habrá dormido mal? ¿Estará enfermo? Es probable que te preocupe ver esas manchas oscuras debajo de sus ojos. Si bien no es habitual las ojeras en niños, lo cierto es que hay varias causas que pueden ocasionarlas, y no siempre significa que estén enfermos. Estas son algunas.
1. Falta de sueño, cansancio o insomnio
Al igual que los adultos, los niños también pueden tener ojeras por la falta de sueño o el cansancio. ¿Ocurrió algo durante la semana que hizo que tu hijo no durmiera bien o lo suficiente? ¿Algo pasó que lo cansó más de lo habitual? Normalmente, si esta es la causa, en un par de días de descanso las ojeras habrán desaparecido por completo.
2. Congestión nasal
Las ojeras pueden aparecer, en algunos casos, debido a una mala circulación de las venas que se encuentran bajo los ojos y que comunican con las venas nasales. Esto se debe a una falta de ventilación en la zona, es decir, una congestión nasal, que puede ser provocada por alergias respiratorias, resfriados, rinitis, sinusitis o asma.
3. Conjuntivitis
La conjuntivitis, una inflamación en el ojo, también provoca ojeras, junto a otros síntomas como la hinchazón de los párpados, el enrojecimiento de los ojos y el lagrimeo. En algunos casos, la conjuntivitis también podría tener una causa alérgica.
4. Apnea obstructiva del sueño
Otra de las causas de aparición de ojeras es la apnea obstructiva del sueño debido a hipertrofia adenoidea y/o amígdalas agrandadas que obliga a los niños a respirar por la boca mientras duermen.
5. Por el roce
La piel de debajo de los ojos es tan delicada y sensible que podría enrojecerse con facilidad por pequeños traumatismos o roces. Si el niño se restriega los ojos durante un rato o con intensidad, o usa por un tiempo prolongado gafas de natación, por ejemplo, esa zona del rostro puede enrojecer y parecer ojeras.
6. Causas genéticas
Algunos niños tienen ojeras como parte de su fisionomía; es decir, constituyen un rasgo físico más, como otro cualquiera. Esto suele ocurrir cuando sus familiares directos presentan la misma característica, pues las ojeras tienen un componente genético hereditario. Si es así, hagas lo que hagas, seguirán ahí. Observa tu rostro y el de otros familiares para ver si esta podría ser la causa de las ojeras en tu hijo.
¿Qué hacer si mi hijo tiene ojeras?
Los adultos solemos recurrir a tratamientos caseros para eliminar las ojeras o, por lo menos, aclarar esa zona de la piel y reducir la hinchazón: poner rodajas de pepino o de papa frías en los ojos, lavar los ojos con manzanilla, etc. Sin embargo, no es recomendable aplicar estos trucos con los niños, ya que pueden resultar bastante molestos para ellos. Lo que sí podemos hacer es detectar la causa de las ojeras y hacer algo al respecto. De esta forma, puede que estas manchas antiestéticas desaparezcan por sí solas.
Si la causa es por cansancio, basta con lograr que el niño descanse bien por unos días para que las ojeras desaparezcan y su rostro se vea más fresco. Si se deben al insomnio, sería prudente acudir a un especialista para determinar su causa. Si consideramos que las ojeras podrían deberse a una congestión nasal (quizá crónica), también debemos acudir a un médico para determinar si el niño sufre de algún tipo de alergia respiratoria o de apnea obstructiva del sueño.
Las ojeras en niños pueden tener diversas causas y, la mayoría, tienen solución. En cualquier caso, si tenemos alguna duda y las ojeras persisten durante varios días sin que la causa sea genética o bien se acompañan de otros síntomas como fatiga constante, decaimiento, pérdida de apetito, palidez, cambios de comportamiento, es necesario consultar con el pediatra.
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