Tener un sistema inmunológico fuerte es la clave para mantenernos saludables y tener las defensas altas. Así, nuestro cuerpo estará preparado para defenderse de posibles infecciones. Como padres, debemos asegurarnos de que nuestros hijos estén fuertes y, para ello, debemos conocer las diferentes formas de reforzar el sistema inmunológico en niños.
7 formas de reforzar el sistema inmunológico en niños
No podemos mantener a nuestros hijos en una burbuja para evitar que se enfermen, pero sí podemos ayudarlos a prevenir enfermedades producidas por gérmenes, como los virus y bacterias, con las siguientes estrategias:
1. Evita darle antibióticos a tu hijo, si no es necesario
El uso innecesario de antibióticos afecta a la microbiota intestinal y está relacionado con un mayor riesgo de patologías autoinmunes, como la enfermedad inflamatoria del intestino, el asma y la obesidad. Además, el abuso de estas medicinas provoca que se desarrollen en su organismo bacterias resistentes, más difíciles de tratar. Por otro lado, al tomar estos medicamentos que suelen ser fuertes, los niños pueden experimentar efectos secundarios bastante molestos: dolor de estómago, diarrea y hasta reacciones alérgicas.
Los antibióticos solo deben tomarse en caso el médico determine que los síntomas del paciente se deben a una infección bacteriana (producida por bacterias), ya que si el niño tiene una infección viral (producida por virus), no le va a servir de nada tomar antibióticos. De hecho, podría ser contraproducente.
2. Agrega probióticos a la dieta de tu pequeño
Los probióticos son microorganismos vivos que, al consumirlos en cantidades adecuadas, son beneficiosos y nos ayudan a equilibrar la flora intestinal. Estos se encuentran, por ejemplo, en los yogures naturales (no los azucarados). “Tener una microbiota intestinal nos ayuda a evitar el desarrollo de bacterias que nos puedan enfermar, mejora la protección del tejido intestinal, nos ayuda a producir nutrientes importantes para la función intestinal y estimula la producción de citoquinas, las cuales coordinan nuestra respuesta inmune”, explica Jose Luis Flores, dietista-nutricionista.
Cuando añadas probióticos a la dieta de tu pequeño, es importante que trates de evitar el azúcar, ya que esta desequilibra la flora intestinal, creando un espacio fértil para que las bacterias dañinas prosperen en el estómago. Lo que podemos hacer es, por ejemplo, sustituir los yogures comerciales por unos más naturales (como el griego), que no tengan azúcares añadidos. Para que sea agradable para los niños, podemos agregarle fruta o su pulpa.
3. Presta mucha atención a su alimentación
La nutrición es vital para mantener las defensas altas. Es importante que, desde pequeños, eduquemos a nuestros hijos con buenos hábitos alimenticios. Esto repercutirá en su salud futura. La alimentación de un niño debe ser variada, nutritiva y balanceada. Procura darle muchas verduras y frutas, sobre todo, las ricas en vitamina C y antioxidantes, como las naranjas y los arándanos.
Incluye en su dieta proteínas (de originen animal y vegetal), grasas saludables, como las de la palta, los frutos secos y el aceite de oliva virgen extra, y carbohidratos complejos, como los tubérculos y las menestras o legumbres. Evita los carbohidratos simples y refinados, como el azúcar, y la comida chatarra y alimentos procesados, como los embutidos.
En cuanto a las vitaminas y minerales que actúan para reforzar el sistema inmune, el experto destaca las siguientes:
- Vitamina A: brócoli, zanahoria, calabaza, espinaca y mango.
- Vitaminas B: cereales integrales, legumbres, carnes, pescados y huevo.
- Vitamina C: fresas, cerezas, naranjas, kiwis, pimientos, tomate y brócoli.
- Zinc: carne de cerdo, huevo, arroz integral y maní.
- Hierro: carnes rojas, frutos secos, legumbres, verdura de hoja verde y mariscos.
Estos nutrientes son muy importantes. Recuerda que existen diversas enfermedades infantiles causadas por la falta de vitaminas.
4. Asegúrate de que esté durmiendo bien y lo suficiente
Los niños deben dormir una determinada cantidad de horas según su edad. Asegúrate de que tu pequeño esté durmiendo lo suficiente durante la noche, y que esté tomando las siestas que necesita (si aún las está necesitando). Asimismo, verifica que tu hijo esté durmiendo bien, sin interrupciones. Procura que el ambiente esté relajado para que tenga un buen descanso. Si sufre de pesadillas o terrores nocturnos que se salen de control, consúltalo con un especialista.
Otro factor importante es establecer una rutina de sueño: un horario determinado para la hora de acostarse y la hora de levantarse. Esta debe mantenerse todos los días, en la medida de lo posible. Intenta que tu pequeño se acueste todos los días a la misma hora, por ejemplo, 8 de la noche. Lo mismo para la hora de despertarse por la mañana. Recuerda que dormir bien es vital para la salud y el desarrollo de los niños.
5. Anímalo a pasar tiempo al aire libre y en la naturaleza
Es importante que los niños no estén todo el día en casa y reciban luz solar directa, por lo menos, unos minutos al día. ¿Por qué? Una de las fuentes de vitamina D es el sol: nuestro cuerpo la produce cuando la piel se expone directamente a él. Podemos satisfacer gran parte de las necesidades de esta vitamina por simple exposición al sol, así que cuanto más tiempo pasen los niños haciendo actividades al aire libre y menos dentro de casa, jugando con videojuegos o viendo la televisión, mucho mejor.
La vitamina D ayuda al cuerpo a absorber el calcio, uno de los principales componentes de nuestros huesos, y juega un importante papel en el sistema nervioso, muscular e inmunitario. Los niveles bajos de vitamina D están relacionados con las enfermedades autoinmunes y los trastornos inflamatorios intestinales.
6. Anímalo a realizar algún deporte
Hacer deporte no solo nos mantiene en forma, nos da fuerza y resistencia, está comprobado que realizar actividad física estimula el sistema inmunológico y aumenta el número de glóbulos blancos, entre otros efectos positivos. Motiva a tu pequeño a hacer el deporte que más le guste, o a probar de todo un poco. La idea es que se mantenga activo.
7. Prueba los aceites esenciales
Los aceites esenciales son concentrados de materia prima vegetal obtenidos directamente de las plantas, y que poseen numerosas acciones farmacológicas (aromaterapia). Estos aceites pueden mejorar nuestro sistema inmunológico, debido a que estimulan la producción de anticuerpos, los cuales se encargan de identificar y neutralizar a los antígenos, presentes en virus, bacterias o parásitos. Algunos de estos aromas, como el de eucalipto y orégano, tienen propiedades antibacterianas. Sin embargo, existen muchísimos otros y con otras propiedades.
Lo ideal es aplicar estas estrategias de manera integral, ya que todas son importantes. De esta forma, te aseguras de reforzar el sistema inmunológico de tu pequeño y que se mantenga con las defensas altas, para hacerle frente a cualquier tipo de infección.
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